¿Un golpe de Estado?
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Quieren llevar a juicio a Evo Morales por «justicia divina»Secciones
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Quieren llevar a juicio a Evo Morales por «justicia divina»El golpe de Estado no es una categoría propia del ámbito jurídico, donde operan con más precisión tipificaciones penales como el delito de rebelión. Es en la ciencia política donde se ha hecho un esfuerzo de configuración de este concepto, del que se deduce tres elementos que lo identifican: el afectado es el titular de la jefatura del Estado o del Gobierno, quien lo ejecuta es otra instancia estatal (en general, por contar con la fuerza, los militares) y su propia realización es manifiestamente inconstitucional. ¿Es un golpe de Estado la reciente salida del poder de Evo Morales? Vamos a los hechos. El pasado 20 de octubre se celebran elecciones en Bolivia en un clima pacífico y sin denuncias de coacciones (240 observadores internacionales lo ratifican). Ante los resultados electorales que reflejaban una contundente victoria de Evo Morales, se inicia una campaña frontal por parte de la oposición, apelando a un supuesto fraude electoral, con movilizaciones en las calles y un fuerte clima de violencia contra los partidarios del partido gobernante (en especial contra la población indígena). Esta ofensiva opositora no se apacigua a pesar de que el presidente acepta someter el proceso electoral a una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA), y Luis Fernando Camacho (un fanático ultraderechista) se desboca en sus llamamientos al Ejército y a la Policía, y en la exigencia de la renuncia del presidente. El 8 de noviembre se amotinan varias unidades de la Policía y el domingo 10, mientras los españoles votábamos, la OEA propone celebrar nuevos comicios a través de un nuevo tribunal electoral. Ante esta situación, Evo Morales anunció la convocatoria de nuevas elecciones y la renovación del Consejo Electoral, gesto que no pacifica la situación y que le lleva a la renuncia a la presidencia (tras la 'recomendación' del alto mando de las Fuerzas Armadas) con el objeto, según mantiene, de resguardar la vida y seguridad de sus seguidores. Para despejar el escalafón del mando del país, grupos de opositores 'incentivan' un plan de renuncias de ministros y parlamentarios del partido de Morales con sólidos argumentos: ataques a sus viviendas, toma de rehenes, vejaciones y amenazas de muerte. Pero no contentos con estos despropósitos, Luis Fernando Camacho anuncia un «Gobierno transitorio» y un juicio y la prisión a Evo Morales por «justicia divina» (que se sepa, este fascista no es juez).
La proclamación como presidenta de la senadora conservadora Jeanine Áñez se ha realizado sin que la Asamblea Legislativa acepte antes la renuncia del presidente y vicepresidente del país (art. 162 de la Constitución), tras quedar despejado el orden de sucesión (art. 170), mediante las 'espontáneas' renuncias del presidente de la Cámara de Diputados (un 'detalle' sin importancia es que opositores a Morales retenían a su hermano) y la presidenta del Senado. La autoproclamada presidenta de Bolivia promete convocatoria urgente de nuevas elecciones, pero un fallo de memoria le ha impedido aludir al plazo máximo de noventa días previsto en la Constitución. Ayer ya había muertos en las protestas contra el nuevo Gobierno. Sin perjuicio de las legítimas críticas que puedan existir hacía el Gobierno de Morales, ¿esto es un golpe de Estado? Yo creo que sí.
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