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Como uno de los mejores deportistas de su generación, el futbolista Gary Lineker está acostumbrado al ruido ensordecedor de las gradas. Su carrera lo llevó de clubes británicos a Japón e incluyó tres temporadas con el FC Barcelona. Durante sus años vistiendo la camiseta azulgrana, ... Lineker jugó 103 veces en la Liga y marcó 42 goles, lo que le convirtió entonces en el jugador británico con más tantos en la historia de la competición.
Pero ni siquiera la emoción generada por la afición en el Camp Nou preparó a Lineker para la tormenta estrepitosa que ha vivido en los últimos días. A sus 62 años, el exjugador es presentador de programas deportivos en la BBC y demuestra tanto talento en el estudio como en el terreno de juego. Inteligente, elocuente y divertido, el rostro de Lineker es uno de los más conocidos y queridos de la televisión del Reino Unido. Como era de esperar, también ha ganado una cantidad impresionante de seguidores en Twitter, unos diez millones, que es casi cuatro veces más que el primer ministro británico, Rishi Sunak. Y la semana pasada, con solo un tuit, provocó un choque con la Administración de Sunak con el resultado de que el Gobierno 'tory' se anotó un gol espectacular en su propio meta.
El tuit del exfutbolista no tenía nada que ver con el deporte sino con un proyecto de ley que se debate en la Cámara de los Comunes para restringir de forma muy dura la inmigración y el derecho de asilo en Reino Unido. A Lineker no le gustó ni la propuesta ni la retórica utilizada por algunos diputados 'tory' para calificar a los inmigrantes o los que buscan una vida más segura. Y así, acto seguido, el ahora presentador publicó un tuit para condenar lo que él calificó como «una medida inconmensurablemente cruel dirigida a las personas más vulnerables con un lenguaje que no es muy diferente al utilizado por Alemania en los años 30».
Por su parte, al Gobierno no le gustó nada el mensaje comparando su discurso con el del régimen nazi y torció los brazos a los directivos de la BBC para que echaran a Lineker de su cargo. Fue una reacción muy torpe y otra mala jugada por parte de la Administración 'tory'. El despido desató un debate nacional sobre el derecho a la libertad de expresión que terminó solo cuando la BBC accedió a restituir al comentarista. El episodio ha sido una humillación para el Gobierno, para los directivos de la BBC y una victoria para el sentido común. Pero el 'caso Lineker' también indica que las actitudes hacia la inmigración y los derechos de asilo también son más complejas de lo que asumen muchos partidos de derecha.
Evidentemente, la inmigración puede ser un tema políticamente tóxico y no solo en Reino Unido. Desde Australia hasta Austria, algunos políticos de derecha han adoptado una narrativa contra la inmigración para ganar elecciones. El ejemplo más atroz fue el de Donald Trump que prometió «construir un muro» para evitar que más latinos entrasen en Estados Unidos. Con su popularidad en caída libre, los 'tories' británicos han decidido intentar seguir la misma estrategia para consolidar el voto de sus bases más fieles.
En realidad, tanto los hechos como las actitudes populares sobre la inmigración son muy complejos. Es cierto que el flujo migratorio ahora es más importante que nunca. Sin embargo, los datos indican que la mayoría de los migrantes –alrededor del 86%– van a un país colindante y que la mayoría se detiene tan pronto como se sienten seguros ante una amenaza como el cambio climático o un conflicto. Por ejemplo, la gran mayoría de los inmigrantes de Etiopía no tiene Europa como destino sino países más cercanos en África u Oriente Medio. Igualmente, la mayoría de inmigrantes procedentes de Ucrania se ha asentado en Polonia, aunque también hayan sido acogidos con mucho cariño en otros países europeos como España.
Por otro lado, las actitudes de los votantes en los países de acogida también son más complejas de lo que sugiere el discurso derechista. En el Reino Unido, los sondeos recientes indican que una mayoría de los encuestados es consciente de que los extranjeros pueden aportar nuevas habilidades y nuevas ideas que son fundamentales para el éxito económico. También reconocieron que los jóvenes trabajadores migrantes fueron fundamentales para mantener servicios clave como la salud y el transporte durante la pandemia de la covid. Y si bien muchas personas manifiestan su preocupación por el número de inmigrantes el tema no es su prioridad. Lo que más preocupa a la mayoría son otros asuntos más apremiantes como el precio de la vivienda, la precariedad de su trabajo y los niveles de inflación de los alimentos. Como demuestra el apoyo a Lineker, para mucha gente el origen o la nacionalidad de su vecino es lo de menos.
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