El reciente ataque de Hamás contra Israel ha añadido más sufrimiento a una zona ya sobrada de luto y odios enquistados. Ya se cuentan por miles las personas asesinadas en Israel y en Gaza, y ante tanto horror no cabe equidistancias. Asesinar a civiles inocentes ... y a prisioneros desarmados, como ha hecho Hamás, no es resistencia, es terrorismo, y merece la repulsa de todos los que defendemos los derechos humanos y el derecho internacional. E igual repulsa debe existir ante los asesinatos de miles de palestinos por algunos colonos y militares israelís, desde hace años y de forma impune. Los viles crímenes de Hamás no pueden borrar la historia de la sistemática vulneración por Israel de la legalidad internacional, y el rosario de violaciones de los derechos de los palestinos desde 1948.
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La Resolución 181 (1947) de las Naciones Unidas, recomienda la partición de Palestina en un Estado judío y un Estado árabe, y en mayo de 1948, al finalizar el mandato británico de Palestina, se proclama la creación del Estado de Israel. Ante las expulsiones, la Resolución 194 de 1948 (que se completa con la Resolución 3236 de 1974) reconoce el derecho de los palestinos a regresar a sus hogares y recuperar sus bienes, así como el de la autodeterminación. La Resolución 242 (1967), consecuencia de la guerra de los Seis Días, exige la retirada del ejército israelí de los territorios ocupados en ese conflicto y el reconocimiento del derecho de Israel a la paz dentro de unas fronteras estables, y la Resolución 446 (1979) declara ilegales los «asentamientos», en esos territorios ocupados. Respecto a la Ley de Jerusalén de 1980, que la proclama como la capital de Israel, la Resolución 478, considera esta decisión como una violación del Derecho internacional.
Y el muro construido en Cisjordania para separar a los palestinos de los asentamientos israelíes, ha sido considerado por el Tribunal Internacional de Justicia (en dictamen de 2004) como ilegal. Israel no tiene intención de volver a las fronteras de 1967, y mantiene ocupada Gaza (de facto, al controlar de forma férrea sus fronteras terrestres y su espacio aéreo y marítimo), Cisjordania y Jerusalén Este (donde mantienen una agresiva política de asentamientos), así como los Altos del Golán. Y no se debe olvidar que la Fiscalía de la Corte Penal Internacional decidió en 2019 la apertura de una investigación a Israel por presuntas violaciones de las normas que regulan los conflictos armados en los territorios palestinos,
La Franja de Gaza está bloqueada desde hace 15 años, con 2 millones de habitantes encerrados en un área de 40 por 11 kilómetros cuadrados, que según la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas viven en su mayoría por debajo del umbral de la pobreza. Y al igual que en ocasiones anteriores, estas personas ya están sufriendo la represalia de Israel, con bombardeos, asedio sin electricidad, alimentos ni combustible y una anunciada invasión terrestre. Esta no es la legítima defensa prevista en la Carta de Naciones Unidas, es una indiscriminada venganza que implica crímenes de guerra contrarios a las normas de Derecho Internacional Humanitario, que prohíben ataques indiscriminados contra la población civil, sin diferenciar entre miembros armados de Hamás y el resto de la población. Su objetivo no son los terroristas, están castigando a un pueblo para recordarle su sitio.
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