El gatuperio malagueño
INTRUSO DEL NORTE ·
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INTRUSO DEL NORTE ·
Esterilizar a un gato en Málaga Este es salvarle la vida, ahorrarle un psicólogoMe decía Paco Umbral en tiempos disímiles y cachondos que el gato era el 'sagrado Egipto de las cosas', y es por eso que los mininos de Pedregalejo siempre me han visto salir hacia lo desconocido con luna llena, maullidos de jazmines y un jazmín que maullaba. En Pedregalejo hay perros bobos que hacen honor a sus tutores legales, pero también hay un gatuperío disperso y cachondo que va de Calle Valera hacia los Baños del Carmen o hacia las playas subsiguientes: una famélica legión ordenada y llorante para lampar una sardina sobrante, un boquerón boqueante o hasta la masilla que dejó ese pescador que se enredó con con la caña, la carnaza y el Dyc en estos crepúsculos de mayo en pleno febrero.
La semana pasada, nuestra ciudad se convirtió en un referente en el control de gatos. Acaso porque un gato castrado puede ser feliz para el ronroneo y no para el roneo. Y se puede volver un gato gourmet, por qué no, con las sobras que se deja en los barrios verdes de la ciudad donde yo he maullado mi pobreza.
Los gatos a Málaga son lo mismo que a Madrid. Y están los gatos salinos del malecón estrecho de los Baños del Carmen donde, entre el sol y la sal, se ponen rijosos de miércoles a domingo y en llegando la primavera. Luego hay otros gatos castrados que tienen algo de Burt Lancaster en 'El Gatopardo'; gatos que gritan lo justo y que se han vuelto una aristocracia gatuna. Los mismos que ya no maullan lo que maullaban cuando los inviernos eran serios.
Málaga tiene más de 2.700 gatos esterilizados en un balneario gatuno -o varios- donde, entre la gimnasia municipal, se acuerdan del gato montés y entienden, como Irene Montero o Iglesias, que la revolución empieza siendo casta gatuna o no será.
Los gatos son el pestazo a pescado de las ofrendas de las viudas a los mininos. Esterilizar a un gato en Málaga Este es salvarle la vida, ahorrarle un psicólogo, y dejarle cazar musarañas del Jaboneros.
Por eso, esos gatos listos, cuya población es la lógica, ascienden el Jaboneros hasta las fincas secas. Y quizá vayan más arriba de 'Los locos' y se integren en el cortijo de Granadinos, algo lorquiano, y en una escalada de tigre de las nieves se les vea en los alrededores de la Venta el Mirador.
Son gatos poco nómadas hasta que el hombre les calienta los bigotes y emigran al Norte, y en el transcurso van perdiendo la peste de contenedores y se perfuman de tomillo. Qué cosas
La Málaga de los gatos tiene su punto felino y mitológico, pero hay que controlarla, que las plagas no son buenas si queremos ser capital mundial del Mediterráneo.
Junto al lobo, el gato que se nos cruza de madrugada nos da la temperatura exacta de quiénes somos. No lo olvidemos.
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