Banderas de la Unión Europea en Bruselas. Reuters

Algunos sofismas sobre el fortalecimiento de la política de defensa de la Unión Europea

Moscú ha debilitado las capacidades del bloque comunitario

Francisco Aldecoa Luzárraga

Catedrático emérito de Relaciones Internacionales en la UCM y presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo

Jueves, 6 de marzo 2025, 16:43

En los últimos días, como consecuencia de las divergencias producidas entre Estados Unidos y Europa por el incumplimiento de los compromisos de Trump con medio mundo, y con la Unión Europea en particular, están surgiendo un conjunto de comentarios en relación al refuerzo de la Política Común de Seguridad y Defensa, que, a nuestro juicio, son verdaderos sofismas. Es decir, según la RAE, el sofisma es un argumento falso con apariencia de verdad, y en otras definiciones, se suele añadir, además, que oculta un error.

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En primer lugar, es un sofisma en decir que la ayuda de la Unión Europea a Ucrania para el ejercicio de su legítima defensa frente a la agresión rusa, no ha servido para nada y que ha sido un gasto excesivo sin ningunas ventajas para la Unión ni para los Estados miembros. Esta afirmación olvida que, durante estos tres años de intensa confrontación bélica, se han debilitado profundamente las capacidades militares y económicas de Rusia. Por un lado, tiene una devaluación del rublo sin precedentes, de un 54% desde su máximo en junio de 2022, y, por otro, sufre una inflación de más del 20%, entre 2022 y 2025, sin entrar en otras consideraciones.

Sobre todo, ha tenido una insuficiencia en soldados, y ha necesitado acudir a Corea del Norte para hacer frente a la incursión ucraniana en territorio ruso, en la región de Kursk, que se mantiene desde hace seis meses, y que Rusia ha sido incapaz de rechazar esta invasión, sufriendo los norcoreanos ya centenares de pérdidas. También hay que recordar la incapacidad que ha tenido el Kremlin para sostener el régimen de Siria, al tener que retirar sus soldados para defender su territorio, lo cuál llevó a su desaparición, entre otras muchas debilidades.

Desde el punto de vista de la situación estratégica europea y de la amenaza que supone Rusia para el conjunto de los Estados miembros de la Unión, debido al enfrentamiento en Ucrania, Moscú ha debilitado considerablemente sus capacidades y, aunque resulte algo cruel decirlo, sin pérdidas de vidas humanas en los Estados miembros, al menos hasta la fecha. Se da por hecho que Rusia no va a poder recuperar su capacidad militar en cinco o siete años, tiempo suficiente para que la Unión Europea pueda reforzar, incrementar y desarrollar su Política Común de Seguridad y Defensa, con capacidad suficiente para hacer frente a la amenaza rusa, sin los Estados Unidos.

El segundo sofisma, muy divulgado por analistas de diferentes tendencias, es aseverar que la Unión Europea y los países europeos no tienen fuerza suficiente para hacer frente a Rusia en defensa de la integridad territorial de Ucrania y en contra de la agresión. Dan por hecho que la superioridad de las fuerzas armadas rusas y su capacidad económica es prácticamente ilimitada. No es así, si analizamos los principales datos de instituciones como el SIPRI de Estocolmo o el Military Balance de Londres, que claramente señalan lo contrario, así como lo mencionado anteriormente respecto a la debilidad sufrida como consecuencia de la agresión a Ucrania.

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El tercer sofisma está también muy extendido que los Estados Unidos están contentos con la nueva estrategia industrial que está aprobando la Unión Europea en materia de defensa, llamada RAPID, ya que se dice que gran parte de esa inversión se cubre con compras a empresas norteamericanas. Esto no tiene sentido, ya que, precisamente, los primeros enfrentamientos que se producen con la primera presidencia de Trump es que, como consecuencia de las decisiones de poner en marcha la Cooperación Reforzada Permanente (PESCO) y sus setenta programas, van a reducir notablemente las compras militares a los Estados Unidos. Esta situación se ha ido incrementando durante los últimos años y, precisamente, la estrategia industrial para la defensa RAPID, a punto de aprobarse, trata de reducir al máximo las compras fuera de la Unión Europea.

En estos últimos quince días, desde el 18 de febrero cuando se reúne una delegación estadounidense con una delegación rusa en Arabia Saudí, ignorando a Ucrania y a la Unión Europea, se están acelerando las divergencias. En el tercer aniversario en Kyiv de la agresión, el 24 de febrero, en la que participaron cuarenta líderes políticos de la Unión Europea y sus aliados, sin Estados Unidos, las tres instituciones (Parlamento, Comisión y Consejo) europeas hicieron una declaración solemne en la que se comprometen a incrementar el apoyo militar y la cooperación con Ucrania, a la vez que refuerzan la preparación de nuestra defensa y la soberanía europea. Posteriormente, en una cumbre en Londres, el 2 de marzo, reiteraron estas ideas y dejaron abierta incluso la posibilidad de enviar tropas con objeto de garantizar la paz una vez se produzca el alto al fuego.

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Más recientemente, el 3 de marzo, Agence Europe publicó la propuesta del COREPER para las conclusiones del Consejo Europeo extraordinario del 6 de marzo, en las que se refleja una intensificación de defensa territorial de Ucrania y el refuerzo de la Política Común de Seguridad y Defensa europea, especialmente en cuanto a su financiación. El 4 de marzo, la Presidenta de la Comisión Europea ha anunciado su plan «ReArm Europe», para la misma reunión del Consejo, y en el que plantea la movilización de 800.000 millones de euros para la defensa europea. Es decir, la aclaración de estos sofismas sirve para explicar que las decisiones que se están tomando y se van a tomar el próximo jueves están bien fundamentadas.

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