A cuenta del anuncio gubernamental de conceder indultos a los omnipresentes condenados del 'prusés', a pesar de que estaba cantado, ha estallado una auténtica tormenta política de consecuencias desconocidas. Preguntado por ello Felipe González, se mostró tan contrario a la concesión de esta medida de ... gracia que quiso aclarar que, aún la discrepancia, él se sentía y era del PSOE 'a fortiori'. Algo así como refuerzo a su pertenencia 'con mayor razón o motivo'.
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Dicen en Moncloa, en el círculo que agrupa a Pedro Sánchez en la melé presidencial, que la respuesta de barones socialistas -Vara, Page, Lambán...-, ex dirigentes de este partido -Guerra, entre otros-, personajes de todo orden, los partidos de la oposición y en general la inmensa mayoría de la sociedad española, es un motín. Se sabe cómo empieza, pero cuesta imaginar cómo puede desenvolverse y en qué puede acabar, está en cuestión el gobierno de 'la nave'. La irrupción de Iván Redondo en el Congreso y sus peregrinas afirmaciones al referirse a su jefe como protagonista de un «liderazgo valiente» o anunciar que él mismo «se tiraría por un barranco» para seguirlo, han generado preguntas acerca de la representatividad del asesor de imagen presidencial y su llamativa superposición como autoridad nacional o hasta permitirse amenazar a algún Diputado con «chequearlo». ¿Pero este tío quién es...?
Es la extraña deriva de un gobierno de España que al asociarse con los que quieren enmendarla, partirla y deshacerla como tal, toma decisiones capaces de provocar un masivo rechazo político y social tan grave que acabará por derribarlo.
La grave crisis diplomática con Marruecos, aún sin vías de solución, mientras las autoridades alauitas suben el tono hasta volverse amenazantes -algo intolerable-, las subidas de impuestos, el cobro por usar las autovías, los discriminatorios repartos territoriales de fondos, las maletas de Delcy, el Plus Ultra, los continuos alardes presidenciales en forma de falcons, helicópteros, comitivas de coches -entre vacaciones palaciegas o conciertos de rock-, las carencias y oscuridad de los planes exigidos por la UE para lograr las ayudas o el episodio de las últimas filtraciones institucionales contra la vacuna AstraZeneca, nos envuelven a todos en la intranquilidad, la tensión y la desconfianza.
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El indulto a los golpistas sediciosos acude como plan junto a la proyectada modificación del código penal respecto del delito de sedición con el falso soporte de que europeizarlo significa aligerarlo o hasta suprimir su tipificación. En lo grande y en lo pequeño, se trata de una grosería tras otra -legislar sobre el plagio para colar su prescripción a los tres años es inenarrable-.
El vigente pacto constitucional y el estado de derecho son la más importante garantía de convivencia de los españoles. La incontestable respuesta de la Sala Penal del Tribunal Supremo «... informar negativamente la concesión de cualquier forma de indulto -total o parcial- a los condenados en la sentencia 459/2019 de 14 de octubre», «la pena sólo deja de ser necesaria cuando ha cumplido con la finalidad que legitima su imposición»... Es el espíritu genuino de lo que creemos y queremos, a fortiori.
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