El fin trágico de Sánchez

Todo este estado de cosas, ante las elecciones autonómicas catalanas, empieza a ser muy de agradecer, sin duda Alejandro Fernández es un gran candidato y un muy buen político, pero la impagable ayuda de Illa en su campaña es también innegable. Illa va de mitin en mitin, en español, declamando lealtades constitucionales que nunca practica el PSC, negando ser capaz de pactar con el Junts de Puigdemont por la mañana y ofreciéndole un pacto de gobierno por la tarde. En el último y sugerente cortejo al prófugo ex residente en Waterloo éste te la respondido con cajas destempladas rechazando toda colaboración y, de inmediato, el candidato socialista ha apostatado de su propia propuesta, «ya no gobernará con Carles...» Quién duda de que volverá a ofrecérselo en cuanto interese, en el PSOE no hay fórmulas ni promesas permanentes, es empírico. Tampoco cabe desdeñar las ayudas de Pere Aragonés en la campaña del PP, pues ha hecho ostensible el desprecio y la falta de fiabilidad de Sánchez e Illa sin dejar de reconocer que sus políticas al independentismo le dan aire y futuro. La realidad es que, si votar al PSC es apoyar fórmulas nacional-soberanistas, Alejandro puede hacerse eco de las palabras de Nicolás Redondo de que votar PSC es favorecer una sigla no constitucionalista. Tampoco es que Puente -el ministro borde, con perdón- colabore mucho en la más amable imagen de Sánchez y su Gabinete, acusar a Javier Milei de «consumir sustancias» es otra obra maestra de habilidad política y buenos usos diplomáticos. Otro paso impagable para el futuro del sanchismo y que también parece haber sido pensado para aumentar los apoyos al PP catalán. ¿Será President Puigdemont con el apoyo de Illa o lo será Pere Aragonés?

Todo para preservar a un Sánchez a la defensiva, bunkerizado en Moncloa y disparando a todo lo que se mueve, intentando aplazar su inexorable caída, para él una tragedia.