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El fango perdido

Domingo, 6 de abril 2025, 02:00

Sumidos en una auténtica película de suspense, robo y corrupción, los dedos se nos hacen huéspedes ante la ansiada celeridad de la justicia. Es cierto ... que la señora cegada de la balanza es inexorable, pero su lentitud exaspera al más pintado. Finalmente, aquella letra que Aldama señaló a Koldo resultó ser de su propio puño, por muy operado que tuviese su brazo, ese manuscrito de preadjudicaciones públicas -tal y como han certificado los peritos judiciales- es de su autoría. Una más -otro apunte- en el debe de la trama, que no cesa. Causa estupor tener noticias de esas señoritas contratadas por empresas públicas por encargo de Ábalos, no sólo fueron enchufadas en su puesto, sino que cobraban sin trabajar. Oigan, sin ir a trabajar un solo día. Todos los altos cargos interrogados en la Comisión creada al efecto en el Senado reconocen saber algo, haberlo oído o leído un papel... Pero nadie admite la responsabilidad de su nombramiento ni del mantenimiento del empleo, aún sin asistir ni realizar tarea alguna. Lo de llamar a alguna de estas interfectas con el sobrenombre de «sobrina del Ministro» es una auténtica broma de pésimo gusto, tampoco dejaría de ser más que chusca la situación de haber sido cierto el parentesco. Presuntas adjudicaciones, subvenciones millonarias, mediaciones, comisiones, sueldos, inmuebles hispanoamericanos, negocios de hidrocarburos... Un no parar, un también presunto rosario de casos imposible de imaginar y con mucho dinero en juego. Seguir la pista de una conducta y un estilo conocidos y vergonzosos, aparentemente con muchos cómplices por acción u omisión en los aledaños del Gobierno. Ya saben, explicaciones no hay ni ha habido ninguna, más allá de aquel fango perdido al que ya tampoco se hace demasiada alusión, o ligeras menciones de los llamados «bulos fachas reflejados en los pseudomedios».

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