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Creo que muchos pasamos un verdadero mal rato cuando vemos millones y millones de litros de agua desaprovechados camino del mar infinito donde cabe todo. ... Duele ver que el valiosísimo líquido elemento se nos va de entre las manos cuando resulta, además, que nos hemos tirados meses (más bien años) rezando para que lloviera, incluso sacando los santos en procesión rogativa, y mirando al cielo pidiendo lo que parecía imposible. Como imposible parecía que lloviera en Málaga casi 15 días seguidos y así ha sido, por momentos de forma torrencial desgraciadamente, acabando con vidas humanas y provocando importantes daños materiales.
Es curioso que comprobemos que desde hace décadas, la misma cantinela se repite: cuando hay sequía, las más, que hay que hacer obras que nos garanticen el suministro de agua, sobre todo en una zona donde el turismo se nos puede escapar en cuanto vean un grifo cerrado tres días seguidos; y lo mismo ocurre cuando llueve: que si el Guadalhorce, que si el río Campanillas, que hay que hacer obras hidráulicas para evitar desbordamientos, para evitar que se dilapide el agua que ha llegado... ¡Lo mismo!
¿Saben qué ocurre? Que tras la tempestad siempre llega la calma y que tras mucho tiempo sin llover, siempre lo hace, que nadie lo dude. Es llegar la lluvia y la clase política y los actores sociales (incluyámonos todos) se quedan tranquilos porque se pueden abrir las duchas de las playas, se puede regar y se puede lavar el coche sin que te multen; es llegar la sequía, y andar todos pidiendo una maldita tormenta que llevarnos a la boca para poder salir del embrollo, que el agua, oiga, que no es broma, hace que el PIB de una Comunidad como la nuestra suba o baje, y eso no son tonterías. Como sí lo es que se tire el agua que ha caído a mansalva porque no tenemos los medios necesarios para conseguir almacenarla para tiempos de escasez, y lo peor es que quizás las obras hidráulicas parece que están mal vistas, porque estúpidamente se identifican con la época franquista. Hubo sequía y nos acordamos de las obras 'non natas'; hay exceso de lluvias y ocurre lo mismo. Somos animales de costumbres, de malas costumbres, y muy conformistas, demasiado. O nos falta o nos sobra, pero parece que los extremismos, a las pruebas me remito, nos dan morbo...
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