Por ahora

Del exceso político

Domingo, 2 de marzo 2025, 01:00

De Epstein y su famosa lista de invitados a las aventuras sexuales de Ábalos de pago, de la victoria por poderes de Puigdemont, tras su ... derrota, a la bronca en la Casa Blanca. El mundo es un lugar inesperado en el que todos nuestros pronósticos se incumplen sistemáticamente. En la lista de situaciones previstas casi nunca aparece el efectivo desenlace. No contábamos con Errejón y Monedero como protagonistas de los atropellos al feminismo y la recién adquirida aureola de comportamientos de presunto abuso carnal de sus entornos. Ahora las páginas digitales, audiovisuales e impresas, se llenan de especuladas aventuras de estos personajes, mientras se nos anuncia la irrupción de algunos otros. Tampoco nadie pudo pensar que el Gobierno de España pudiera nunca pactar con los partidos que se oponen a la unidad de la nación, con los que dieron un golpe de estado en Cataluña contra el orden constitucional. Qué decir de los acuerdos de gobernabilidad y cesión permanente ante Bildu, la fuerza política abertzale que representa el espacio ideológico irrespetable de la banda terrorista ETA. Los indultos a los condenados por sedición, la supresión del tipo penal de la sedición misma, la aprobación de una vergonzosa ley de amnistía para eliminar las acciones independentistas contra la legalidad política y constitucional. En fin, las negociaciones en Suiza con un mediador internacional con un prófugo de la justicia de los representantes de una democracia europea. Arrastrar por los suelos la dignidad de nuestro país a cambio de los votos necesarios para que un gobierno 'Frankenstein' -como preconizó y tituló Rubalcaba- se erija y persista contra casi todos. Todo ello bajo la responsabilidad y presidencia de un primer ministro, Sánchez, que cual camaleón torna su pelaje y decisiones cada semana y hasta cada día, envuelto en la sospecha judicial de su corrupción y la de todo su entorno. No, nunca pudimos imaginar que se llegaría tan lejos, que 'el arte de lo posible' podría llegar a ser el acomodo de la mentira y de la traición. Hay un mensaje que llega por tierra, mar y aire, cada día: los españoles no podemos acostumbrarnos a este estado de cosas.

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Entre tanto, el mundo no para, nuestra membresía europea no cabe duda de que maquilla con frecuencia la realidad política nacional cuando se trata de abordar proyectos de convivencia y progreso en el entorno de la UE. En Bruselas también se cometen errores, pero no se traicionan los valores ni se infringe la ley, al menos los escrúpulos democráticos y el respeto por los compromisos son una constante. La deriva de las negociaciones -recién iniciadas- y la guerra de Ucrania arrastra nuestra realidad. La reunión del presidente Trump con su homólogo ucraniano, Zelenski, ha sido la voladura de la diplomacia tradicional. De hecho, no sabemos si el orden occidental que los países aliados se dieron a sí mismos, tras la Segunda Guerra Mundial, ha dado un viraje trascendental o sólo se trata de un pasajero desencuentro. Hay que hacer la paz, pero ya saben, una paz justa y digna, así no. USA es nuestro aliado y no querremos que deje de serlo, alcanzar los objetivos pasa por obtener la conformidad de Ucrania y de Europa. Si se da una vuelta a la forma y al fondo, aún estamos a tiempo de conseguirlo.

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