Carlos Álvarez, en foto tomada en Viena este pasado jueves. SUR
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El examen más esperado por Carlos Álvarez

El barítono malagueño triunfó este miércoles pasado en la Ópera de Viena con Il Tabarro y confirma la superación de un duro episodio de Covid que amenazó seriamente durante muchos meses su carrera

Domingo, 18 de febrero 2024, 00:04

Viena tiene un duende especial para la ópera. Sin duda alguna. Es como el lugar donde los grandes del bel canto se 'examinan' una y otra vez, donde ratifican sus 'cum laude' y sus matrículas de honor, pero también el lugar donde 'recargan' las pilas. ... Carlos Álvarez, ejemplo de tantas cosas y a la vez uno de los grandes barítonos del apasionante mundo del bel canto tiene también su singular y personal 'relación' con la capital de Austria, tan importante y decisiva en muchas fases de su vida. Allí, en Viena, como un grande que es, recibió un homenaje del Teatro de la Ópera con motivo del su XXV aniversario actuando en sus escenarios, y allí, en Viena, se reencontró el 20 de septiembre de 2020 con la ópera escenificada por primera vez en tiempos de pandemia, donde volvió a colocarse el traje del sargento Sulpice en 'La hija del regimiento'...

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Pero ahora, el reencuentro de Álvarez con el teatro austriaco tenía mucho más de reto y evaluación. Era un 'deja vu' muy especial, que incluso producía un mucho de respeto, y no por el habitual que todo artista consagrado tiene para con el gran público, sino que era algo muy personal, no sólo del artista, sino también del ser humano: era un gran examen para Carlos, que no lo ha pasado nada bien en estos últimos tiempos. Han sido muchos meses de incertidumbre que felizmente finalizaron en la noche del pasado día 14, en la Wiener Staatsoper. Aunque no ha sido público, no pocos de sus amigos conocían que el maldito Covid se había cebado en el barítono malagueño. De todos es sabido, y si no ya se lo digo, que el maldito bicho oportunista ataca las partes más vulnerables de las personas, las más esenciales, y el virus que vino de China según dicen por un murciélago mal cocinado, aunque eso ya no se lo cree nadie, se ensañó con la voz de Carlos, hasta el punto de que no estaba nada claro que pudiera volver a cantar... Pero Viena lo llamaba.

Núcleo que quiere impulsar un foro de diálogo para superar la crispación que hay en nuestra sociedad F. Lorenzo

Y Carlos, tras varias cancelaciones, se fue para allá a corazón abierto y volvió a llenar con su voz y su figura el escenario y el teatro en sí ante un entusiasmado público que lo adora. Fue un valiente en muchos aspectos… no sólo por el hecho en sí mismo, sino porque como era una reposición (esta producción se hizo en octubre y el único que no la había hecho era el propio barítono), por lo que salió a debutar con Il Tabarro (¡en Viena, ojo, en Viena…!) sin un solo ensayo de orquesta, con el escaso bagaje de una semana de ensayos de escena, pero el éxito tiene dueños y nombres y apellidos, y Carlos Álvarez lo tiene como algo suyo. Nos imaginamos que la procesión iría por dentro, pero el gran barítono lo necesitaba: el examen, el reencuentro, el riesgo, el saberse en perfectas condiciones para tan difícil profesión.

Así estaba de feliz cuando contactamos con él. A su lado, su esposa, Valle, que repetía una y otra vez que estaba más que orgullosa de su esposo «por su valentía, su perseverancia en la dificultad, su templanza y su bondad en este tiempo de dificultad…». Y no es pasión de compañera de viaje. Es una gran realidad. Por eso, hablando con él desde la plaza del Obispo, casi por casualidad, sonaron las campanas de la Catedral: «Mira, Carlos, hasta las campanas están felices por lo que ha supuesto tu actuación en Viena». Y el barítono comenzó a reír. Esa risa grave y profunda de quien nos seguirá dando muchas noches de gloria y de triunfos no sólo en Viena, sino en medio mundo. Una gran noticia que estos Horizontes quieren resaltar en su justa medida.

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¿Qué es el dinero? Una pregunta que parece fácil y que sin embargo tiene mucha 'intringulis'. No es cuestión baladí hacerse esta pregunta, y ese es el objetivo del profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, Che Cabello, quien el próximo jueves, dentro de los ciclos de conferencias y encuentros del Club Liberal desarrollará una charla coloquio en el Hotel Vincci Posada del Patio a las 19.30 horas bajo el título de 'La importancia del Dinero', con entrada libre hasta completar el aforo. Es curioso que todos creemos saberlo todo del dinero, sobre todo cómo gastarlo fundamentalmente, pero desde luego pocos se han parado a pensar por qué es necesario, cuál es su historia y hacia dónde vamos al respecto, y más ahora, que cada vez hay una mayor utilización de las tarjetas de crédito como medio de pago, y en un momento además en el que en Málaga cada vez hay más establecimientos y restaurantes (algo bastante usual en Londres, por ejemplo) donde el cartel de 'Se admiten tarjetas de crédito' se ha cambiado por el 'Sólo se admite dinero'. La charla, desde luego, promete, y saca a la actualidad un tema que está ahí, y que aunque parezca menor no lo es.

El profesor Che Cabello. SUR

Don Antonio Muñoz, histórico profesor de Filosofía y de Matemáticas de los agustinos y de Los Olivos en Málaga, con su peculiar forma de hablar y su cigarrillo Antillana en los labios, solía decirnos en clase que frente a los tiempos de crispación el único antídoto que había era el diálogo, pero no el de 'besugos', sino un diálogo constructivo e incluso crítico, sin dobleces ni, por supuesto, trampas. El histórico catedrático de Historia de la Complutense, el melillense Carlos Seco Serrano, admiraba la Restauración y la defendía porque consideraba que entre Sagasta y Cánovas se produjo más que un acuerdo de alternancia, un diálogo que impregnó a todas las estructuras del Estado español. Y eso es lo que nos falta ahora en este bendito país, aparte de personas con el cerebro, la sapiencia y la mesura de Muñoz y Seco: diálogo, y es la pastillita mágica contra la crispación. Estamos en España en uno de los momentos más difíciles de los últimos 80 años, y nadie en el futuro nos perdonará que sigamos con esta espiral de desencuentros.

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Por eso, frente a la crispación, diálogo, y eso fue lo que desde varias mesas que coincidieron en un conocido restaurante del centro de Málaga se lanzó como mensaje, aunque eran personas de distinto signo, de distinta procedencia, e incluso muchos nos se conocían entre sí, pero al final acabaron diciendo que hay que poner elementos de ensamblaje, de acuerdo, de diálogo, de convivencia. Así surgió por uno de los asistentes en una de las mesas conformar con ese núcleo inicial, abierto a todos, un club de diálogo, que es una bonita forma de definir el proyecto que bien se podrían denominar, como apuntó el mismo 'padre' de la iniciativa, 'MálagaXXI'. Su objetivo, muy fácil: sentar a personas de todo pensamiento, creencia, condición y religión en torno a una mesa y buscar los nexos de unión para a través de los mismos acercar posturas para un bien común. Como casi siempre, la sociedad civil, por delante de la clase dirigente de nuestro país.

Disfruten de lo que tenemos, que en Málaga no es poco...

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