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Martes, 12 de diciembre 2023, 01:00
Las declaraciones de Santiago Abascal al diario argentino Clarín, pronosticando que «habrá un momento en el que el pueblo querrá colgar de los pies a Sánchez», son inadmisibles y rayanas en un tratamiento penal que el Código vigente no llega siquiera a imaginar. Vox y ... su líder pueden tildar de golpista al presidente, haciéndose cargo de las consecuencias políticas de tan drástica oposición al Gobierno. Pueden recurrir a una descripción catastrofista de la situación en España. Pero hay dos líneas que ninguna formación que se pretenda constitucionalista puede transgredir. La más imperdonable es la evocación de imágenes que, a lo largo de la historia más reciente y de la más remota, recuerdan que determinados regímenes y determinadas contestaciones al poder se erigieron en autoridades legitimadas para hacer un escarnio brutal de la discrepancia. La otra línea que ninguna formación parlamentaria -es decir, sometida al juicio de las urnas- debería traspasar es el cuestionamiento de la legitimidad de las instituciones. Empezando por la que emana del poder legislativo, y acaba en una mayoría suficiente para investir al presidente y procurar un Ejecutivo. Fuentes de Vox trataron de rebajar las manifestaciones de Abascal con el argumento de que habían sido recogidas fuera de contexto. Pero no hubo ayer señal alguna de distanciamiento respecto a su contenido. Alberto Núñez Feijóo empleó el término condena para repudiar el vaticinio inadmisible de Abascal. Una sentencia inequívoca, reiterada en las palabras del presidente del PP.
No basta con que Abascal y los suyos resten importancia a las declaraciones en Clarín, dando a entender que se trataba de una metáfora. Han de rectificar de manera muy convincente respecto a semejante barbaridad. Tan alejada de la convivencia, y tan fuera de la Constitución, que no tiene cabida ni en la versión más extremada de la polarización partidaria. Aunque a estas alturas sea inevitable concluir que la ocurrencia inadmisible de Abascal en el calor de la toma de posesión de Javier Milei victimiza a Sánchez y acomoda a su mayoría, ningún cálculo político partidario puede soslayar la ignominia de la derecha radical. Es posible que Abascal y Vox opten por seguir extremando la polarización partidaria a base de declaraciones como las ofrecidas a Clarín, recurriendo a la provocación continua. Algo de lo que el PP de Feijóo debe rehuir, pero que también el sanchismo debe dejar de lado en lo que comporta de ventajismo victimista.
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