Hoy las elecciones europeas nos traen de calle y urna. La verdad es que votamos mucho, no se puede negar. En esta cita se trata de renovar a nuestros representantes en el Parlamento Europeo, una cámara algo lejana en el imaginario colectivo de los españoles. ... Sin embargo, la directa influencia en nuestras vidas de lo que se impulsa, se aprueba o se decide en la Unión Europea es cada vez más relevante y de mayor incidencia social y real. Es cierto que los políticos, una vez elegidos, suelen alejarse de la cotidianeidad y de las pequeñas cuitas de la gente ordinaria. Esa cierta distancia puede ser necesaria para tomar decisiones, tras un análisis de la realidad con la necesaria perspectiva, pero también a veces se trata de una trampa y un error. Pisar la calle, algo que se oye con frecuencia, es una necesidad de obligado cumplimiento, para poder seguir siendo una persona más y hacer un papel realista y verdaderamente de servicio. Los cargos públicos, los parlamentarios, no están para otra cosa, de hecho, lo contrario es -o sería- una grandísima equivocación. Fíjense en algunas medidas concretas tales como esas radicales restricciones para 2030 sobre los motores de los automóviles, que ya se cuestionan en la mismísima Eurocámara -el tiempo se echa encima y no hay tecnología ni infraestructura para aplicarla-. Fíjense en la llamada Ley de la Restauración de la Naturaleza, que sacrifica una buena parte de la agricultura europea, de su empleo y competitividad, y que no goza de respaldo social, por ejemplo. Y hay mucho más que se podría poner de base para intentar que nuestros representantes modificasen actitudes y, sobre todo, que alteren su frialdad y distancia con la vida diaria, preocupaciones y realidades, de la gente, profesionales, empleados y sectores. Para representa a los ciudadanos y a la sociedad hay que ser -y seguir siendo- ciudadano y miembro cierto, avispado y de carne y hueso de esa referida sociedad.
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De todas maneras, unas elecciones de este tipo no pueden sustraerse de la realidad nacional, no es posible. Por eso siempre, ante el voto de hoy, las decisiones están condicionadas por el debate político patrio y en los últimos tiempos la temperatura política se ha elevado sobremanera. Es que en esta cita también se examina el caso Koldo-Ábalos y no digamos las circunstancias, revelaciones, acusaciones y rechazos de la mayor de lo que rodea a Begoña Gómez -mujer de Pedro Sánchez-, hoy imputada por presunta corrupción. El populismo es muy raro y dicen avezados listos y calculadores que traer a un mitin a Benalmádena a Begoña G. -¿presidenta?- da votos... La mayoría no podemos creerlo. Va a ser que no.
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