Secciones
Servicios
Destacamos
Domingo, 9 de marzo 2025, 01:00
Europa cambió de siglo con el viento a favor para centrarse en ampliar su bienestar, una vez superado el drama de la antigua Yugoslavia. Pero ... la crisis económica, primero, y la pandemia, después, se empeñaron en complicar la remontada, frenada de raíz por la invasión rusa en Ucrania. Es un golpe de realidad, como en los Balcanes. Otra guerra a la puerta de casa. Con la diferencia de que, en esta ocasión, no bastará con mandar cascos azules a patrullar por cementerios improvisados en patios de vecinos de Sarajevo.
El desamparo provocado por Donald Trump al dejar caer a Ucrania, en la esperanza de un final exprés de las hostilidades, ha obligado al viejo continente a rearmarse. Permanecía despreocupado por su seguridad, en manos de Estados Unidos, y confiado en que la comunión económica fraguada en la UE sería suficiente para espantar el fantasma bélico. Pero Putin y Trump han dado un giro radical de guion. Hasta el punto de colocar a la Comisión Europea en 'modo guerra': movilizará 800.000 millones de euros para ser «capaz de defenderse» frente a «un peligro claro», en palabras de Ursula von der Leyen, partidaria de hacer de la Unión «un puercoespín de acero».
La retórica bélica domina el debate. Alemania reforzará su ejército. Trump reprende a Zelenski por «jugar a la tercera guerra mundial». Macron enciende la clave atómica con su apuesta por un paraguas nuclear que disuada a Rusia de un arrebato anexionista más. Y Putin le responde con la derrota de Napoleón. En esta escalada se agradecería que la UE combinase una firme defensa de su territorio y la integridad de Ucrania con una buena carga de sensatez. Resulta llamativo que el gesto más parecido a la concordia haya partido de la italiana Meloni, cabeza de puente de Trump, al plantear una cumbre Europa-Estados Unidos para encarrilar el desencuentro.
Europa asume una inversión colosal. El Ejecutivo comunitario ofrecerá a sus socios facilidades para que el gasto militar no se tenga en cuenta si incurren en déficit excesivo. Es decir, que la factura se podrá abonar con más deuda o impuestos, siempre impopulares. La UE aplicará una flexibilidad extraordinaria que contrasta con las implacables exigencias con las que gestionó el rescate a países que agonizaban en la crisis de 2007. La amenaza de los recortes vuelve. El Reino Unido elevará su gasto a costa de la ayuda a países en desarrollo. Rearmarse por la paz es contradictorio, pero una obligada necesidad en el nuevo orden.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El rincón de Euskadi que te hará sentir en los Alpes suizos
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.