Hoy las urnas se llenarán de votos a la misma velocidad que las mochilas de los candidatos se vaciarán de las promesas realizadas en la campaña. Y esos votos darán como resultado una nueva composición del Parlamento de Andalucía de la que tendrá que salir ... el nuevo Gobierno de la Junta. La única certeza (si es que son posibles las certezas antes de unas elecciones) es que no habrá mayoría absoluta y que los pactos cobrarán un protagonismo fundamental.
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Además, los resultados de este 2 de diciembre tendrán una importante influencia a nivel nacional, porque marcarán una tendencia que, con los lógicos matices, podrán repetirse en muchas comunidades de España. Y si la campaña ha sido intensa y dura, más lo serán las próximas semanas para aquellos que salgan derrotados, no sólo en cuanto a número de votos sino también en cuanto a las expectativas. Esta noche, más que nunca, cobra relevancia aquella máxima política de «cuerpo a tierra que vienen los nuestros». Muchos tienen cuchillos afilados aguardando la derrota; y en caso de victoria guardarán las dagas para convertirlas en abrazos.
Va a ser muy interesante ver el resultado de las estrategias de los partidos. El PSOE ha intentado convertir la campaña en una confrontación entre bloques, entre la izquierda y la derecha, hasta el punto de jalear y dar una visibilidad quizá desmedida a Vox.
Adelante Andalucía ha preferido centrarse en su público y dividir al electorado del PSOE entre socialistas y susanistas, con el afán de pescar votos entre los menos afines a Susana Díaz. El propio Antonio Maíllo llegó a calificar de temeridad el empeño de Díaz de poner a Vox en el tablero electoral.
Y la razón es que hay un evidente riesgo de que Vox pesque en los restos de la Ley d'Hondt y acabe 'robando' escaños a la izquierda. En Málaga, por ejemplo, los dos últimos escaños (con los restos más bajos) fueron a manos de PSOE y Podemos.
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El PP y Ciudadanos han tenido ideas similares al intentar evitar la confrontación izquierda-derecha y apostar por la idea de cambio. Ambos partidos saben que para aspirar a ganar necesitan no sólo el voto del centro derecha, sino tambien un buen puñado de papeletas del centro izquierda menos pasional.
Por nuestra parte, los ciudadanos ejerceremos el derecho al voto y daremos entonces sentido real al verdadero termómetro social de Andalucía. Será entonces cuando podremos interpretar las aspiraciones, deseos, desencantos, indignaciones, hartazgos, compromisos y lealtades de los andaluces y cómo han interpretado todas esas estrategias de los partidos. Feliz 2-D.
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