Estados Unidos, bajo Dios y en español

Cada cual analizará el mandato de Trump, las elecciones presidenciales, la victoria de Biden, las acusaciones de fraude, el asalto al Capitolio -nada ejemplar- o la penosa retirada del presidente saliente en el último minuto, incluso su ausencia en el juramento ante la Biblia del nuevo titular de la Casa Blanca. Lo cierto es que, tras polémicas, sospechas, conspiraciones e incluso pronósticos, más que agoreros, casi apocalípticos, la toma de posesión de Joe Biden, en la forma y a ojos españoles, ha estado cargada de respeto y esperanza. Sin complejos, a la americana, las palabras de Jennifer López: «un país bajo Dios», son una bocanada de humildad que entronca con nuestra civilización y las creencias de una gran mayoría, sin menoscabo para nadie. Cuánto nos queda que aprender a los que nos desenvolvemos en la Europa más cercana.

Quizá, a la vista del ejemplo americano en un momento difícil y de división política grave, en nuestro país podríamos tomar algunas notas. Está claro que lo políticamente correcto en USA no pasa por omitir el nombre de Dios, tampoco se evita traer la indivisibilidad de este país inmenso, territorialmente hablando, y sí que la libertad y la justicia para todos es corolario a culminar de aquello que siempre hay que conquistar.

El mundo es como una estancia -en la que estamos- y una gran ventana, tomar ejemplo de lo bueno y aplicar los medios para no sufrir errores ajenos debería llevarnos a poder aplicar la expresión y el significado de lo visto. En USA, Biden acaba de empezar, vendrán errores y llegarán políticas que compartiremos o no, pero no podrá borrarse el mensaje de democracia y libertad, respeto a la Constitución y a la ley, llamamiento a la unidad, la indivisibilidad del país y el gesto a los hablantes de español, la lengua que más crece en el mundo. Toda esta carga tiene especial significado en España, en donde somos capaces de atropellar nuestra lengua o incluso tumbamos cruces 80 años después para ejercer una forma extraña e indeseable de venganza, sin posible justificación. Gobernar para todos no es una frase hecha.

Una de las primeras decisiones de Biden, mientras muchos en Europa titubeaban -el PSOE se abstenía y Podemos votaba en contra-, ha sido reconocer a Guaidó como presidente encargado de Venezuela, todo un símbolo político de coherencia y fuerza en favor de la libertad y la democracia...

Una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.