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John le Carré. Efe
Un espía perfecto

Un espía perfecto

A la última ·

Martes, 15 de diciembre 2020, 00:05

Marta Sanz me dijo una vez que los escritores nos dividíamos en tres escuelas: están los creadores, cuyo genio indomable lo arrasa todo como un torrente de agua embarrada; los productores, que dominan los vericuetos del mercado para ofrecer al consumidor de libros exactamente lo ... que anda buscando; y los constructores, que levantan tramas, personajes y artificios con los ladrillos de la atención, la paleta del análisis y la argamasa del tiempo. Estos días, el gremio de constructores literarios estamos de luto: el británico John le Carré ha dejado tras de sí, a sus ochenta y nueve años, millones de lectores huérfanos y el cadáver de un siglo que ha muerto con él. Le Carré -seudónimo de David Cornwell- no sólo fue el maestro de un género, la novela de espionaje, cuyas reglas puso patas arriba en connivencia con el escurridizo fantasma de la Guerra Fría; sino que también se erigió como un escritor moderno, de trazo elegante y prosa concienzuda, a quien -como a tantos otros- el éxito comercial mantuvo alejado de casi todos los grandes galardones que, en virtud de su talento, sin duda habría merecido.

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