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Anoche se cerró la IV de Escribidores. Cuarta edición, cuarto éxito. Un éxito que no corresponde únicamente a la Cátedra Vargas-Llosa de cuya mano ... llegó este festival literario a Málaga. El éxito corresponde, además de a los organizadores, a la propia ciudad de Málaga, que ha tenido la sensibilidad suficiente para responder a la convocatoria de forma calurosa llenando los distintos auditorios en los que se han ido celebrando los diferentes encuentros. La ciudad ha contradicho ese mantra según el cual en este tiempo de imágenes fugaces e información vertiginosa -tan vertiginosa que deja de ser información para convertirse en alucinación- el pensamiento y la reflexión están excluidos del interés ciudadano.
La propuesta del Festival, unir las dos orillas del Atlántico y dialogar a través de la literatura sobre la realidad americana y la europea, representaba un desafío que solo podía ser resuelto por medio de una programación rigurosa y unos participantes de primera magnitud internacional capaces de aportar ideas novedosas a los debates culturales y sociales por los que hoy camina el mundo. El elenco de estos cuatro años, encabezado por Vargas-Llosa, ha reunido a primerísimas figuras del panorama literario en unión de nuevas voces.
Los malagueños han tenido la oportunidad de asistir a encuentros y debates con candidatos al Nobel como Richard Ford, Mircea Cartarescu, Carol Joyce Oates y escritores, pensadores, editores latinoamericanos que están marcando la pauta del presente y el futuro literario. Premios Cervantes como Luis Mateo Díez, Sergio Ramírez o Eduardo Mendoza, autores como Soledad Puértolas, Juan Gabriel Vásquez o Andrés Trapiello a los que en estos días atrás se han sumado Paul Preston, Javier Cercas, Michi Strausfeld, Sami Nair o Alfonso Guerra y que bajo el paraguas del mestizaje han puesto de relieve la importancia de los puentes culturales como elemento necesario, casi de supervivencia, en el mundo actual. La función de la literatura también puede consistir en ser un elemento de cohesión entre comunidades diferentes con posibilidad de enriquecerse mutuamente a través de la palabra y el pensamiento. La cultura, el mestizaje cultural, el intercambio, como vacuna contra la xenofobia y la exclusión. Los nuevos retos tecnológicos, la convivencia con la inteligencia artificial, las crisis identitarias o la fusión de géneros literarios son algunos de los aspectos tratados en la IV edición de Escribidores que ayer se cerró. Un festival que ya forma parte indispensable de la identidad de Málaga y que supone un complemento perfecto al resto de manifestaciones culturales de la ciudad.
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