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Cuando los ERE, cuando la cocaína y las cigalas y las regalías y los millones de euros, aún Sánchez no había nacido, Franco había muerto y estábamos en la eterna modernización de Andalucía. En aquellos tiempos a los que nos referimos, la paz social se compraba de la forma que todos sabíamos y a los que la sentencia ha puesto nombre.

Sin embargo, nadie ha salido a la calle ante el gran latrocinio de nuestra democracia: acaso porque Sánchez ha puesto España en almoneda y Susana ya no puede más que plegar velas. El sistema había enraizado desde el cuñado al primo más lejano, y que quién leches era una jueza capillita para desmontar el sistema...

Ahora que empluman a Pepe Griñán, inhabilitan a Manolo y Maleni pilla rasquilla, nos volvemos a acordar de esa época agropecuaria en que la Sierra Norte de Sevilla se convirtió en Eldorado andaluz mientras que en la Alta Andalucía recibíamos turistas, museos, esquiadores y la Junta nos miraba poco o nada.

Las cosas pudieron ser de otra manera, y, como diría Miguel Delibes en 'El Camino', fueron de la forma que fueron. Sería ciencia ficción pensar ahora qué hubiera sido de Andalucía si lo esquilmado se hubiera dedicado a lo útil y no a un chófer que llamaban el ministro y que cortaba la manteca con un donaire que ya quisieran en Colombia. De modo que la beautiful people no vivía en Saint-Tropez sino en la ya mentada Sierra Norte de Sevilla y el resto, ay, era tierra reconquistada. Porque si miramos hacia atrás veremos a los 'aparatichis' negando lo que era un grito a voces, y las purgas a los que entendieron que aquello clamaba al Cielo y a la decencia.

Es pensar en los ERE y ver que el asuntillo que nos ocupa ha sido ya puesto en sordina. En los mentideros de los más cafeteros del movimiento se va extendiendo el imaginario de que era un invento distorsionado de la derecha o, cuando menos, una exageración de los cuatro de siempre. Yo sé quienes vivieron la muerte civil por no dejarse guiar por el pensamiento único de que o se comulgaba con el Partido/Institución o se era un fascista de tomo y lomo. Los sé, los conozco, y me consta en sus heridas que clamaron en el desierto durante demasiado tiempo y demasiados 28-F cuando los trataban como botarates iluminados.

En verdad, hay cierta nostalgia en eso de la condena de Chaves y Griñán de un tiempo y una región, acaso la región más transparente a nivel de mares y de crepúsculos y la más opaca por la hipertrofia autonómica.

Miro a los ERE y pienso en que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Aparte las condenas a Manolo y a Antonio, a Antonio y Manolo, aquel PSOE era el más nuestro y no se hacía el harakiri ante un sedicioso santurrón por mero narcisismo patológico. Con los ERE convivimos y ahora... sólo nos queda ERC y la ristra cantonal de la peor España.

Este país, al final, va de susto o miedo y siempre el PSOE se frenaba ante el abismo. Ya no.

Vale...

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