Secciones
Servicios
Destacamos
Aquello pasó hace muchos años, tantos que mi memoria no logra retener todos los detalles, pero sí los suficientes para recordar el miedo, la impotencia y la rabia, en mezcla explosiva para un niñato de 14 años, que eran los que yo gastaba en el ... pretérito momento del suceso en cuestión. Plaza de El Ejido de Málaga, un grupo de jóvenes estudiantes (desde bachilleres, como era mi caso, hasta universitarios) se reúnen en la antigua Escuela de Magisterio de la UMA. Septiembre de 1978, no teníamos aún una Constitución que llevarnos a la boca, pero sí queríamos introducir en la que se tramitaba en ese momento un artículo para ser mayores de edad a los 18 años (a los pocos meses y antes de aprobarse en la CE, art. 12, el Real Decreto-ley 33/1978, de 16 de noviembre rebajó la mayoría de edad a los 18 años, desde los 21 vigentes en ese momento). En fin, que no nos habíamos reunido para declarar el Soviet en España ni para asaltar el Palacio de Invierno (nuestro más castizo palacio de la Moncloa). Pero en aquellos años de plomo los facciosos consideraban subversivo todo cuestionamiento del pasado franquista (tan reciente aún). Y esos mamarrachos, vestidos con camisa azul, cadenas (el 'rosario' las llamaban) y pistolas (no disimulaban que las llevaban) nos cercaron en la puerta, lanzando amenazas de muerte mediante aullidos estremecedores, más propios de bestias que de seres humanos. ¿Cómo salimos de aquello? Pues medio bien porque al gobernador civil de la época debió inspirarle piedad aquellos 'peligrosos bolcheviques' (máxime cuando hacía solo unos días un tipo llamado Tejero, a la sazón comandante en Málaga de la Guardia Civil, había disuelto, metralletas en ristre, una manifestación juvenil donde precisamente pedíamos eso, lo de los 18 años). Llegaron varias 'lecheras' de la Policía Armada y nos protegieron a la salida de estos energúmenos, a los que no les pasó nada, por cierto. A pesar de todo, a 43 años vista, quiero agradecer a eso policías que nos salvaran la piel.
¿Por qué les cuento esta batallita, propia de un pureta de mi edad? Porque la misma rabia e impotencia (en este caso vía solidaridad con terceros) he sentido cuando he visto las imágenes de unos cabestros tirando la carpa informativa del colectivo 'S'ha Acabat!' en la plaza Cívica del campus de la Universidad Autónoma de Barcelona, y sin policías que pararan aquel acto de acoso al que discrepa. Es evidente que estos facciosos de nuevo cuño (algunos nacionalistas que piensan que Cataluña es suya) son menos letales que los de mis recuerdos juveniles, pero responden a lo mismo: se sienten con el derecho para decidir lo que se puede pensar en la universidad. Frente a esto no cabe equidistancia. Piensen lo que piensen los de la carpa derribada, a efectos de salud democrática, esos son los míos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.