El soterramiento de parte del eje litoral, lo que viene a ser Paseo Marítimo, Cánovas, paseo de los Curas y Muelle Heredia es una operación ... que acercaría el mar a la ciudad, suturando la herida que forman los cuatro y seis carriles que hay entre ambos, y que abarca una profunda transformación urbanística. He creído interesante alimentar el debate de ideas sobre este proyecto, con un somero análisis y una propuesta que a modo de ejemplo traigo a la palestra.
La red viaria en la ciudad de Málaga tiene un elevado nivel de servicio en comparación con otras capitales. O lo que es lo mismo, en Málaga se conduce más fluido que en Madrid o Barcelona a excepción de las horas punta. Pero es que los ejes de transporte están diseñados para demandas medias, las situaciones especiales como las horas punta se diseñan con peor nivel de servicio, si no fuera así, nos encontraríamos con viales de ocho carriles la mayor parte del tiempo vacíos.
Teniendo en cuenta la longitud total de este soterramiento (2,3 Km) y que el nivel de servicio actual es aceptable, la mejoría en tiempos de recorrido no será muy elevada. ¿Ahorrarse dos minutos como mucho en coche merece tanta inversión? Por lo que vamos a pensar que esta intervención se propone para aumentar el nivel de servicio de peatones, bicicletas y patinetes; aumentar la calidad de vida de residentes y ciudadanía, y mejorar la estética y el confort para visitantes.
Un concepto básico para la toma de decisión es la voluntad de pagar del ciudadano, concepto anglosajón (Willingness To Pay) muy acertado para tener en cuenta en este tipo de infraestructuras. Como no estamos acostumbrados a que se nos pregunte si queremos pagar por un cambio como éste, vamos a hacer una comparación médica. Es como hacer frente a la obesidad con medicamentos y operaciones en vez de cambiar a hábitos más saludables. Los caros medicamentos y quirófanos serían los largos años de obras que vecinos y ciudad tendrían que soportar. Algo que saben muy bien los malagueños es que las obras no se saben cuándo empiezan ni tampoco cuándo terminan, claro ejemplo es la prolongación del metro en el entorno de El Corte Inglés, que empezó a construirse en 2010 y que aún no han terminado. Los plazos ya sea por motivos técnicos, administrativos o financieros pueden ser muy elásticos.
Durante los pongamos tres largos años de obras, el tráfico no podría usar el eje litoral al nivel de servicio actual, por lo que mucho tráfico se adaptaría a la nueva situación usando nuevas rutas, quedando el eje para transporte público y acceso vecinal. En otras palabras, la comunicación este-oeste de la ciudad perdería el eje litoral para volver a ganarlo tres años después. Y la pregunta obvia es: si estamos dispuestos a perder el eje litoral tres años, ¿por qué no ser más valientes y lo perdemos para siempre?
La alternativa pasaría por pacificar el eje litoral dejando para cada sentido un carril viario amplio que permita adelantamiento en caso de averías, y un carril bici segregado en el espacio cedido por el coche. La sección se remataría con renovación y/o ampliación del acerado que sería exclusivo para peatones. Esta intervención tiene un coste asumible y se puede ejecutar en muy poco tiempo, mejoraría el nivel de servicio de peatones y ciclistas, y empeoraría el de coches, y sin duda aumentaría la calidad de vida del ciudadano y la estética de la ciudad. Por lo que cumpliríamos los objetivos y aún nos quedaría dinero para hacer otras inversiones necesarias para facilitar un cambio de ciudad.
Esta opción debería venir con medidas de acompañamiento tales como mejora del transporte público y de la red de carriles bici, así como medidas para reducir la demanda de transporte privado como la promoción, formación e información a ciudadanía y empresas sobre transporte público, car-sharing o movilidad activa. Se podrían estudiar políticas sostenibles como reducción de velocidad máxima, carriles exclusivos para coches con más de un ocupante, tasa para acceder al Centro o videovigilancia y aún nos seguiría sobrando dinero.
Hacer una ciudad requiere de muchas pequeñas intervenciones con un elevado esfuerzo y coordinación, sin duda menos costosas que el soterramiento del eje litoral. Mi opinión es que los hábitos de movilidad van a cambiar drásticamente, el coche va a perder fuelle y el tráfico va a descender. Ya se nota el cambio generacional donde el coche ya no es el centro del universo. Así que nos podemos encontrar con otro ejemplo de infraestructura carísima infrautilizada. Seamos valientes y apostemos por una ciudad más sostenible, con menos emisiones de CO2, con menos coches.
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