Secciones
Servicios
Destacamos
SEBASTIÁN GÁMEZ MILLÁN. PROFESOR Y ESCRITOR
Martes, 28 de enero 2025, 01:00
La historia de la humanidad está llena de acontecimientos que desafían a las imágenes y a las palabras. ¿Cómo representarlos adecuadamente? Cuando por medio de imágenes y palabras no acertamos a expresar lo que fue corremos el riesgo de banalizarlo. De todos los que conozco ... ninguno ha alcanzado mayor grado de infra-humanidad que los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Quizá las personas nunca estuvieron tan lejos de reconocer a sus semejantes como seres humanos. Biológicamente somos idénticos, pero las ideologías abren abismos casi insalvables entre nosotros, levantando muros infranqueables, pues, a pesar de nuestras irreductibles diferencias, somos innegablemente humanos.
El 27 de enero de 1945 el Ejército Rojo ocupó Auschwitz-Birkenau, liberando a unos 7.600 prisioneros, confinados casi todos en la enfermería. Allí murieron más de un millón cien mil personas -esto es una cifra abstracta; imposible imaginar cada una de estas vidas truncadas-. Se construyeron 44.000 campos de muerte; Auschwitz es el paradigma. En 2005 la ONU lo proclamó Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Ayer se cumplieron 80 años y el panorama mundial no invita al optimismo. Hace unos días visitó el IES Valle del Azahar, de Cártama, Patricia Weisz Friedman, Presidenta de la Fundación Violeta Friedman, superviviente de Auschwitz, que salvo a su hermana perdió allí a toda su familia, cuyo testimonio contribuyó a reformar el Código Penal de España.
En 'Mis memorias escribió': «Yo siempre había creído -supongo que con cierta ingenuidad- que después de lo ocurrido, la humanidad ya había aprendido a vivir con respeto mutuo y tolerancia. Pero para mi sorpresa y gran dolor, empezaba a comprender que me encontraba lejos de lo cierto, que estaban surgiendo nuevos brotes de nazismo y que la falsificación histórica se estaba organizando y difundiendo sistemáticamente (...) Es cierto que todavía en nuestros días se sigue atentando contra la humanidad. Sin embargo, aquel hecho es singular en la vida de los hombres. Y no sólo por el número de víctimas, sino por la manera en que se realizó: once millones -diecisiete según recientes estudios- de personas fueron asesinadas industrialmente, en cadena».
Las ideologías pueden cegarnos hasta la deshumanización de los otros, paso necesario para 'legitimar' la violencia. Los nazis retorcieron la lengua hasta 'justificar' el genocidio, el exterminio sistemático y total de la etnia judía -no caigamos en otro error conceptual: sólo hay una raza, la humana, compuesta de diversas etnias-. George Steiner recordaba que «Jude, Pole, Russe vinieron a significar piojos con dos patas, bichos pútridos que debían aplastar 'como cucarachas'. 'La solución final' acabó por significar la muerte de seis millones de seres humanos».
Adorno nos instó a educar para que no se repita Auschwitz. Quiero proponer algunas estrategias para combatir el racismo y la intolerancia: 1) Oponerse a reducir la multiplicidad de rasgos de los que se compone la identidad humana, múltiple y en proceso, a uno: judío, mujer, negro, moro, homosexual... que un grupo o mayoría rechaza; 2) Evitar la lógica excluyente: ¡o conmigo o contra mí¡, propia de nacionalismos e incompatible con el pluralismo democrático; 3) Elegir fines civilizados para no decaer en la razón instrumental; 4) Los fines no justifican los medios, más bien los medios a los fines; 5) Responsabilidad individual (revisemos los Juicios de Núremberg) y social; 6) Conocer la historia para no volver a la barbarie, así como el valor de los testimonios.
Se acostumbra a recordar que Hitler alcanzó el poder de manera democrática. Albergo mis dudas: si por democracia entendemos votar periódicamente no comprendemos que incluso una democracia mínima requiere otros elementos básicos: 1) Regirse por una Constitución inspirada en los Derechos Humanos; 2) Estado de Derecho; 3) División de poderes; 4) Pluralidad ideológica, de medios de comunicación y de partidos políticos; 5) Libertad de conciencia, investigación y expresión.
Robert A. Dahl indicó algunas razones por las que es preferible la democracia a cualquier otra forma de organización social y política: 1) Evita la tiranía; 2) Derechos esenciales; 3) Libertad general; 4) Autodeterminación; 5) Autonomía moral; 6) Desarrollo humano; 7) Protección de intereses personales esenciales; 8) Igualdad política. Por ello considero la democracia un conjunto de valores fundamentales. Pero la democracia no es nunca una conquista definitiva, sino «una conquista ético-política de cada día, que sólo a través de una autocrítica siempre vigilante puede mantenerse» (Aranguren).
Con la excepción de las Guerras Yugoslavas, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, hemos vivido en Europa el mayor periodo de paz y prosperidad, interrumpido hace unos años por la invasión de Rusia en Ucrania y otras guerras (Israel y Palestina...) en un desafiante contexto mundial con democracias cada vez más desmoronadas e iliberales. ¿Seremos capaces de educar, cooperar y trabajar para estar a la altura de nuestra herencia histórica?
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.