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Los diez mandamientos

Cita en el SUR ·

Pablo Aranda

Málaga

Sábado, 11 de abril 2020, 09:35

Ayer murió Jesús y casi no han puesto películas de Jesús en los canales más vistos por personas mayores. El viernes Los diez mandamientos, que me parecen muchos. A los seis años debíamos aprendérnoslos y no eran difíciles pero sí liosos por el lenguaje retorcido ¿pero Dios no escribía derecho? Jesús los resumió en dos, lo cual constituyó un arma de doble filo porque al final nos exigían los diez más esos dos, doce en total. Muchos. No sé si lograría ahora recordar los diez, aunque para compensar no dejo de escuchar durante el confinamiento esa maravilla que compuso Bach para un Viernes Santo, La pasión según san Mateo. Además del disfrute de escucharla de fondo mientras escribo es que amortigua los pelotazos de los niños en el tabique que compartimos. Los diez mandamientos la vi con mi abuelo en un cine que años más tarde sólo proyectaba películas pornográficas. Moisés separó las aguas, en serio, y mi abuelo me dio un cogotazo porque me resistía a abandonar el cine hasta que terminasen las letras, muchas letras; sin embargo no creo que me hayan quedado secuelas del cogotazo ni de los diez mandamientos, si al final siempre me he movido en una respetuosa flexibilidad que me ha hecho crear mandamientos a mi antojo, tratando de no molestar a los demás. Sí me molesta en cambio que no pongan más películas de aquéllas, de Jesús y los romanos, porque sé que les gustan a muchas personas mayores. De mi padre, que nunca fue muy mayor, heredé, entre otras virtudes, el respeto por el pueblo gitano. De entrada tienen el flamenco y la consideración por sus mayores, y nosotros vamos perdiendo esa consideración.

No va esto de Charlton Heston, que durante muchos años fue presidente de la poderosa Asociación Nacional del Rifle además de Ben Hur, sino de los mayores, en la vanguardia de esta pandemia, muriendo a centenares y sin que se sepa con seguridad de qué se están muriendo aunque en los certificados de defunción se añada al margen que se sospecha la causa. Habilitan ahora un colegio mayor casi como yo (no es que sea mayor, es que se llama Arunda), frente a La Campana de La Paz, donde tomar Manzanilla y ensaladilla rusa, y prometen, otra vez, que les realizarán la prueba del Covid 19 a los que viven en residencias, mientras nosotros devoramos series buenísimas, tan jóvenes y sanos, con un futuro prometedor y con hijos que dan pelotazos y que por las tardes se quedaban con los abuelos, a quienes algunos regañaban si les daba un Tigretón al niño, en vez de decir mamá, papá, gracias, y traerles una botella del vino de la que les gusta, si les gusta el vino, una caja de tortas, un buen libro.

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