Dietario prenavideño

La pandemia.-Estudios muy sesudos de universidades donde no da el sol hablan, papel/paper científico mediante, de la necesidad de la vitamina D, la del Sol, para que las defensas del cuerpo tengan energía para cepillarse al puto bicho. Conviene salir a runnear a las horas de sol, pescar por los roqueos de Vélez o irse a Torremolinos sin prejuicios: también se aprende a vivir 'en bronceándose' en invierno.

La familia.-Viene mi madre a Madrid a verme, y una ciática la atenaza. Y sin embargo, con su ciática y todo, anda en el sofá durmiendo por aquello de la espalda recta. Vino a darme cariño, me regaló el libro de Soler y Málaga fue a Argüelles en un viaje de ida y vuelta. Sin la humedad de Málaga, y a pesar de las terrazas, la llevo por las calles cachondas de Argüelles para que vea mi paisaje urbano. Mamá se fotografía con un célebre actor y va cojeando y hasta llorando a la casa.

El bicho.-No entiendo lo del pasaporte Covid. O sea, sí lo entiendo, pero no comprendo que yo, con las dos pautas, camine en un limbo de taifas. Uno ya ha dicho aquí dos cosas: que cree en la unidad de España y en la sanidad nacional. Y el bicho nos ha convertido, gracias a Moncloa, en un país de sospechosos. Lo peor es que a Moncloa le mola que así sea.

Navidad.-Dicen que la Navidad es populismo y yo estoy esperando, casi rabiando, para que lleguen esos días donde la Navidad pasa por La Campana y por El Pimpi Florida. Bajaremos antes de la Meseta por ver ese gótico en Larios que le dio una distopía cachonda a la Magna. Vuelvo a la Navidad porque sí, porque quizá el niño que yo fuera no se haya ido del todo.

Columnismo.-Tengo por ahí un grupo con lo más granado del columnismo, de Chapu a Margarito y por ahí seguido. Hablamos de lo humano y lo divino, y también de ese vivir cortándose lonchas de uno mismo que es el oficio de escribir en los periódicos. Una actividad tan digna como cualquier otra, en la que va implícita el alma. Han quedado para una comida navideña a la que, está claro, no iré. Tal soy yo.

Insomnio.-Sueño mal y sueño con el mar. El orfidal ya no es lo placentero que solía. Duermo mal y me asomo a la ciudad y al mundo agachado. Espero que se cure pronto la cosa del no dormir.