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Dietario III de la N. Normalidad

INTRUSO DEL NORTE ·

Cuando despertemos de esta mala pesadilla, el tren no llegará a Estepona, pero podremos ir patinando

Lunes, 5 de octubre 2020, 08:32

Lunes. La pasarela del Guadalhorce parecía uno de esos sueños que no se cumplirían nunca. Como esa cicatriz 'bimalagueña' que era lo del Metro. Pero pasa todo, el ciervo Margarito, el delfín Juliyo, y las olas de la pandemia. Quiero decir que el tiempo pasa entre confinamiento y playa y así, en esta dinámica perversa de tiempo envenenado, la Costa del Sol se va haciendo ciclable desde Gibraltar a la Punta de la Mona. Cuando despertemos de esta mala pesadilla, el tren no llegará a Estepona, pero podremos ir patinando.

Martes. La pandemia avanza en el corazón de España. Hay guerra. Veo trenes que van y vienen desde un edificio alto y descarnado de Chamartín. Pienso en cómo huir a Málaga, en qué papeles me harán falta ahora que van a hacer de Madrid una suerte de Gibraltar. Voy donde Alvarito a tomarme el que quizá sea mi último 'margarita' en libertad. Saco un AVE urgente para el día siguiente entre Argüelles y Pedregalejo. Sueño con sardinas y olas.

Miércoles. Madrugo para la PCR y me meto en la burbuja de Atocha. Huyo de Madrid con la documentación. Hay algo de fugitivo de mis sueños. Marcos Ondarra y Bertita, tan linda, quieren cenar en un Madrid ficticio que no han conocido sin mascarilla.

Jueves. La PCR dice que estoy limpio de corona, pero el psiquiatra dice que llevo el confinamiento hasta en las habitaciones últimas de la sangre. Salgo de madrugada a correr, a oler a marisma, como si el yodo pudiera prevenir los virus y los microbios que nos han matado el porvenir. Leo las memorias descarnadas de Santiago Molina y mañana será otro día.

Viernes. En el multicentro del Cerrado de Calderón se está bien, aunque el día sea ya puramente otoñal. Carlos Aganzo ha recopilado los versos que escribió la Guiomar de Machado y veo que mi buzón de Calle Valera está desvencijado por el sol. Desde la oficina de Madrid me dicen que me quede en Málaga hasta nueva orden. Hay algo de justicia poética y vital en esto de teletrabajar.

Sábado. Barbacoa en calle Madre de Dios. 3 personas. Cumpliendo las normativas presentes y 'porvenir'. Pienso en lo afortunado que es aquél que tiene terraza y la ofrece a la amistad. Nacho lo tiene. Hay que abrigarse y el 'Ribera' parece que abriga como creo que Gerardo Diego le dijo a Alcántara. Nacho tiene nueva novela, genial y surrealista.

Domingo. Batman y Anita -casados y felices- me llevan a cenar una pizza. Les cuento que me invento pasiones para ejercitarme y me enamoro de una silla. Veo 'Patria' y siento estremecimiento. Creo que me precipité juzgando al cartel. Una avispa me pica en el empeine y la vida sigue su curso cuando Madrid vuelve a vivir los peores años. Siento culpa.

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