Sáhara.-La vida, la Historia, tiene estas ironías que sólo con el tiempo son risibles. El cielo se puso rojo, antes nevó en marzo, y ... nos fuimos enterando de las cesiones de Pedro Sánchez a Marruecos. Marruecos, como un productor catalán de televisión, nos tiene cogidas las medidas. Qué fue de aquellos tiempos en que nos llegaba la señal del canal de Marruecos que tenía unas horas en español.
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Sáhara dos.-Se puso el cielo rojo, como en el verso de Serrat. El atardecer fue sangre y muy poca gente se atrevió a hacer un meme. El personal ya, con lo de Rusia y así, tiene el canguelo metido hasta en la glándula pineal. Se vio el Veleta marrón, como una duna. Tuvimos un aperitivo del Apocalipsis. Y era sólo el viento.
Mar.-Cuento los días que llevo sin ver el mar. Demasiados. En la pared del sótano he colgado una foto ampliada de una playa caribeña. Duermo con la cabeza mirando al sur. Y hablan del sur, y lagrimeo cuando he perdido el acento en los repentes. Sólo el orfidal hace que se me vayan quitando estas nostalgias que tan poco aportan. La carencia vital de yodo estropea el espíritu y demás.
Capital.-Aquí en Madrid siguen con su teoría de que Málaga sea la segunda capital de eso que llamamos España. Lo dicen, ya, hasta los periódicos de Barcelona. El problema es, pues, la pedagogía. Que nos lo creamos verdaderamente. A partir de ahí, la gloria.
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Marzo.-Cumplir 37 va suponiendo una tragedia. Marzo está siendo raro y la cuestión es que la Semana Santa sea un aperitivo del verano. Que no llueva. Que hasta el Sábado de Pasión se llenen los pantanos, y desde ahí sol, calor, ningún virus y la felicidad de ver el Nuevo Testamento caminando. No hay otra. Sí, contradigamos al poeta y veamos que marzo, en puridad, es el mes más cruel.
Primavera.-Los huérfanos, antes de que llegue la primavera oficialmente, hemos de pasar por el Día del Padre que nos dice lo mismo, por ejemplo, que San Valentín. No vertimos una lágrima porque lo diga el calendario. Y creo que hacemos bien.
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Juventud.-El otro día, con un joven escritor, Jaime Clemente, tuve un mal modo y peores metáforas. A uno, en esta edad ecuatorial de la vida de los 37, la testosterona le condiciona, a golpazos, el cerebro. Como dijo el célebre médico, somos Física, Química y misterio.
Marzo, de nuevo.-Sigo pensando en esta semana tan rara que hemos pasado. De nieve, de polvo y de calor. Tiene razón el compañero Lillo cuando me cuenta que la meteorología influye más de lo que nos creemos en lo cotidiano. En la vida misma, que es eso que también sucede mientras llega la primavera.
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