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La no detención de Puigdemont

Con delitos o no, el esperpento está servido

Jueves, 15 de agosto 2024, 02:00

El pasado 8 de agosto se celebró la sesión de investidura en el Parlament de Cataluña, pero la noticia estaba fuera de los muros de tan digna asamblea. Ni la mejor película de Berlanga hubiera logrado plasmar en la ficción una situación tan grotesca ante ... los ojos de millones de ciudadanos. Un Sr. sobre el que pesa una orden nacional de detención se presenta en Barcelona, con toda la expectación mediática que el mismo ha provocado, se marca un mitin de 5 minutos delante del Parlamento, y cuando parecía que se iba a someter a la detención al intentar entrar en la sesión de investidura, huye como alma que lleva el diablo. Se supone que toda la zona estaba tomada por los Mossos d'Esquadra, pero el intrépido expresidente se escabulle, y al poco tiempo, declara con gran hilaridad que ya no se encuentra en España. Le faltó decir «chincha revincha», para cabrear aún más a instituciones y ciudadanos, ante esta desastrosa gestión del dispositivo policial dispuesto para la detención del expresidente Puigdemont. El consejero de Interior y responsable de los Mossos, al poco tiempo, ofrecían en rueda de prensa, unas explicaciones rocambolescas, que en el mejor de los casos para ellos, implica una falta de rigor llamativa, ya que diseñar un dispositivo sobre la base de la presunta actuación de buena fe de Puigdemont, es decir, que se iba a entregar cuan héroe de la causa independentista, es de una ingenuidad temeraria, que no se pueden permitir quienes asumen funciones de tan alto calado.

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