Muchos durante mucho tiempo dijeron a Sánchez que era el mejor, tantos como siempre lo hacen en casos similares, pero él lo creyó literalmente y, durante cinco años, así se condujo y celebró. Lo que pasa es que las películas terminan; unas acaban 'bien' y ... otras no tanto, pero todas traen moraleja, normalmente dirigida al auditorio. Hay en nuestro país toda una constatada historia de los debates cara a cara, que si la mayor audiencia, que si más o menos determinantes, algunos irrelevantes u otros decisivos, etc. En el encuentro más reciente, el de A3 media, lo más significado es que hubo destape, Sánchez enseñó más de la cuenta -dicen que su verdadera personalidad- y su derrota resultó muy abultada. Cierto es que, a la hora de comparecer con Ana Pastor y Vallés, ya había una idea de hacia dónde se encaminaban las preferencias, pero ese día las tendencias acabaron disparadas. La cita, que podía ser la gran oportunidad para equilibrar fuerzas o para que explicaciones convincentes pusieran freno a un serio aspirante a ganar, resultó un fiasco para los aún esperanzados sanchistas. Más allá de detalles, el campeón salió noqueado y con síntomas graves de desorientación, que aún persisten. Muchos afinados analistas sentenciaron que ese día finalizó la campaña.
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La inesperada participación de Pere Navarro, el veterano director de la DGT, desmintiendo a su jefe y revelando oficialmente en TV3 los planes y acuerdos firmados acerca de los peajes previstos para cobrar a los automovilistas en todas las autovías españolas ha sido «la faena del espontáneo». No digamos el video en que el Presidente llamó literalmente «piolines» a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado desplazadas a Cataluña o las palabras de ZP en la tribuna del Congreso congelando la revalorización de las pensiones para 2011, o los desmentidos datos económicos, de empleo y número de autónomos... Unas elecciones son una guerra de guerrillas, muchos contendientes, acciones de castigo, incursiones dialécticas acertadas u oportunas, meteduras de pata, algunas circunstancias inesperadas, que benefician a unos y perjudican a otros... Han continuado las batallitas y muchos escaños dependen de ellas, pero todo indica que lo mollar está más que resuelto. Nos queda Correos, aún con su poca diligencia directiva y defectuosa planificación, los votos van a llegar, pues los profesionales encargados de entregar los documentos son mucho mejores de lo que exige el manual, es el factor humano.
Quedan cinco días y el ratito de hoy... Se da por seguro el primero que llegará a la meta y las pocas dudas se circunscriben a si se tratará de alrededor de 160 entorchados, o si el sprint final acabará por traer una distancia mucho más notable. Ya saben, cuando el vaso lleno de agua hasta el borde recibe una sola gota más, acaba por salpicar la mesa y evacuar afuera mucha más cantidad de lo que medía la propia gota. Es como si el agua estuviera esperando ansiosa por salir. Baste ya sólo despejar ese inesperado desahogo de Zapatero -con formas de anuncio de un sacerdote augur-, hace un par de días en una tele: «Las victorias-sorpresa saben mejor...». Cuestión de paladar.
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