Donald Trump, durante su toma de posesión el lunes. reuters
REPASO SEMANAL

Las democracias liberales deben rearmarse

Javier Recio

Málaga

Domingo, 26 de enero 2025, 01:00

El mundo está cambiando a una velocidad de vértigo y se está creando un nuevo orden internacional. La llegada de Trump irrumpiendo con todo y ... amenazando a todo el que no apoye sus invenciones tiene que hacer recapacitar a Europa, que se está quedando en tierra de nadie y cada vez tiene menos peso a nivel mundial. Hay una importante crisis en las democracias liberales, que ha sido un gran modelo político de convivencia que ha permitido el avance y el bienestar de los países del Viejo Continente. Europa tiene que recuperar su esencia y ello pasa por la unión de las dos corrientes políticas que han dirigido los designios de estos Estados en cuestiones básicas. La socialdemocracia y los conservadores tienen la obligación de defender sus ideales sin caer en los extremismos y corregir algunas de sus actuaciones para evitar que triunfen partidos situados en los extremos, tanto a la derecha como a la izquierda. El problema es que los dos grandes partidos, por ejemplo en España, cada vez están perdiendo más su esencia para contentar a los vecinos populistas. Aquí estamos entretenidos con cuestiones cainitas que tanto daño hizo a nuestro país durante el siglo XX a raíz de la Guerra Civil cuando el mundo va a día de hoy por otro lado. Y no es tan difícil resituarse para que los ciudadanos vuelvan a confiar en la democracia liberal. Basta con llevar a cabo sus principios básicos, que no son otros que el Estado del Bienestar, la separación de poderes y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. La mayoría de los ciudadanos creen en estos principios, siempre y cuando se apliquen a rajatabla. En Europa, y en España en particular, se ha confundido esta cuestión con un peligroso café para todos que enfada de una manera especial a los que lo pagan. Hay que desterrar ese buenismo y la cultura 'woke' que parece que se ha instalado en el Viejo Continente que provoca un peligroso efecto contrario en asuntos como la inmigración, a la que sin duda hay que abrazar porque se necesita mano de obra, pero hay que poner límites, regularla, impedir efectos llamadas que entre otras cosas ponen en peligro a miles de personas desesperadas que se juegan la vida intentando llegar a su particular dorado y además es imprescindible que se integren en base a los principios de la cultura occidental, a nuestro 'modus vivendi'. Los Estados no pueden actuar como si fueran ong, porque esto provoca una peligrosa xenofobia. También es fundamental recuperar a Montesquieu para evitar la colonización de la política en el poder judicial, una tentación que han llevado a cabo en España tanto el PSOE como el PP. También hacía referencia a la igualdad ante la ley. En Europa y en España se ve con estupor que Trump haya indultado a los cientos de energúmenos que asaltaron el Capitolio, pero sin embargo se nos olvida algo muy importante. Eso también se hace aquí. ¿Cómo se puede calificar los indultos a los golpistas catalanes o la Ley de Amnistía? Este tipo de actuaciones generan entre la población una inevitable radicalización. Otro principio básico a respetar es el de la propiedad privada y el de la libertad de expresión, cada vez más arrinconados. Son este tipo de conductas las que provocan el triunfo de los populismos, porque hay un caldo de cultivo. Ya saben, la causa de la causa es causa del mal causado. Nos estamos jugando mucho, por eso los dos grandes partidos deben tener altura de miras y dejar a un lado actuaciones contra natura y alejadas del sentido común para dotar de estabilidad a sus respectivos países, pues un Estado ingobernable a nivel doméstico difícilmente se puede hacer respetar a nivel internacional. Habría que reinstaurar el sistema canovista, que en los tiempos actuales consistiría en algo tan básico como que el partido ganador de las elecciones gobernase con la simple abstención del derrotado, evitando de esa manera peligrosas concesiones. Ese es el verdadero desafío al que se enfrentan las democracias liberales, a las que hay que defender ante cualquier atisbo de populismo que suele acabar en conductas dictatoriales. Pero hay que hacerlo sin traicionar sus ideales...

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