Los deberes políticos pendientes

Domingo, 26 de marzo 2023, 01:00

La vivienda es quizá el gran asunto político del momento, pero coincide con elecciones a la vista, un par de citas complejas. Y, claro, si algo no se puede resolver en meses es la construcción, no sólo por lo que se tarda en erigir uno ... o mil edificios, sino también por la insufrible burocracia tramitadora española, que parece disponer de todo el tiempo del mundo para sí misma. Deberíamos aprender que lo garantista no debe estar reñido con la agilidad y la presteza. Si hay algo tremendamente fungible y de necesidad perentoria es el tiempo -nuestro tiempo-, la vida transcurre en él y los plazos humanos vitales -cortos o largos- se desconocen. Los hombres y las mujeres tenemos prisa, porque no sabemos cuánto vamos a durar, por ello esperar es un verbo que hay que conjugar en mínimos. Hay que recuperar el espíritu de la ventanilla única y hay que implementar el claro propósito de abreviar trámites y plazos lo más posible, pero de verdad, ésta sí que sería una novedad. Piensen la cantidad de ocasiones en las que una administración nos pide uno o varios certificados de otra administración en vez de recabarse entre ellas. Pues va siendo hora de que lo público se busque la vida y deje de marear al administrado, vamos, que no es mucho pedir que ministerios, consejerías, ayuntamientos, etc. estén interconectados. Si la Agencia Tributaria necesita saber que el ciudadano X está censado donde corresponda, que pida o acceda ella al dato o documento fehaciente. Lo que no puede ocurrir es que -además de nuestra tradicional burocracia lenta y agotadora- ahora, con los residuos del confinamiento y la pandemia, todo sea aún peor, más largo y pura desesperación. Inenarrable fue intentar usar aquellos números de teléfono a los que llamar y que nadie cogía jamás, se cuenta y no se cree, pero ocurrió.

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Los gobiernos, aunque algunos no lo crean, no están para intervenirnos cada vez más, para controlarnos, crearnos nuevas obligaciones, exigirnos cursos de tenencia de animales domésticos, revisar al alza el régimen de multas, crear divisiones de drones equipados con cámara para ver si al conducir nuestras manos se mueven o tocan lo que sea... No, los gobiernos están para facilitarnos la vida, abreviar inconvenientes, mejorar nuestras condiciones y velar por nuestros derechos. Necesitamos viviendas públicas -en compra y alquiler- y apenas se construyen, necesitamos reforestaciones millonarias en los espacios naturales ausentes de vegetación por la causa que sea, y no se plantan árboles ni semillas, necesitamos agua para todos y menos sermones, ¿dónde están las nuevas conducciones, los necesarios trasvases, más desaladoras...? Pocas o ninguna actuación de estos tenores y mucha palabrería.

España necesita gobernantes con una actitud pragmática y eficaz. Más atender a las carencias e imperfecciones legendarias y sabidas en vez de transitar por asuntos y tratamientos que nadie planteó. La política se ve envilecida por los que la usan para medrar en lo material con toda la ilegitimidad, pero también con los políticos inútiles y con aquellos caracterizados por su corrupción intelectual. Una forma sofisticada de mentir para llevarnos a ninguna parte, unos más que otros.

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