Es, como el clásico concierto de Nochevieja, el cuento de la nevada que les traigo. La nevada cubierta por la niebla, y los pinsapos de ... Yunquera confirmando en blanco y verde que somo Parque Nacional.

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A estas alturas del año siempre está bien hacerle la columna a la nieve, que llega puntual después de Reyes a darnos esa alegría tonta de la infancia. Dicen que 2021 será el año más cálido, pero estas nieves de antaño en los riscos de Estepona y en los neveros de Tolox le dan a uno, aislado en un Madrid frozen, un aliento blanco y un augurio de que podremos con el año. Así mi tito Enrique pidió el día de libranza para ver con medio metro de nieve sus cuatro esquinas cotidianas y acordarse, de nuevo, de su amor de Huelin. Y de los muertos que no nos consignó la Aemet.

Con el catalejo que me regaló el Teorías, mi hermana va divisando picos y esperando que se difumine esa gasa de niebla que va dejando helada a la Axarquía, a las Serranías de Cómpeta, y lo hace entre que Moreno Bonilla aumenta las restricciones y entre los terraplanistas de Washington -y los de aquí- nos han dejado el alma con una jindama que impresiona. Se ha empezado el año mal, no cabe duda, pero el periódico sigue abierto en lo de Farid, la buena gente lleva mascarillas y eso hay que tenerlo en cuenta, a estas alturas retoñadas de 2021.

Pero nieva, nieva entre pinsapos de siempre y pinsapos repoblados, y nieva en esa meseta gélida y malagueña que es la Maroma y que precisa un refugio a la verita de pináculo masoncillo. En la Costa y desde Argüelles he visto la tragedia, hipnótica, del mar bravo entrando en el Balneario de los Baños del Carmen. La Naturaleza es la que es, y las columnas son las que son, y así tienen los telediarios la metáfora perfecta del Hombre contra los elementos.

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Quién sabe si el confinamiento más estricto de Europa al que nos sometió Narciso tuvo, por las cero emisiones, esta atmósfera limpia donde nos nieva y nos llueve donde nos tiene que llover y donde nos tiene que nevar.

Con la nieve en las alturas es más fácil volver a creer en el Hombre y en la ciencia. El pinsapo, enhiesto surtidor como el Ciprés de Silos, está desde antes de las pestes sucesivas que en este mundo han sido. Pienso en un pinsapo, un pinsapo al azar, soportando la nevisca y a mis meninges les entra una calma inefable.

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Teníamos que despachar el artículo de la nevada, que es tradición y así se lo hacíamos llegar a Manuel Alcántara. Hay quien dice que la nieve es el populismo de la meteorología; quizá porque haya dejado de ver el mundo como un niño, que es de lo que se trata ahora, en esta hora sin futuro donde sólo nos queda la nieve, la esperanza.

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