La rotonda

El Covid sigue matando

Sábado, 13 de abril 2024, 02:00

El Covid entró en nuestras vidas y nos zarandeó hasta límites insospechados. Nos dejó a todos en las casas y se cobró la vida de ... millones de personas. Estuvo a punto de derribar lo conocido, y todos, sin duda alguna, temimos lo peor. El Covid nos dicen que llegó a nuestras vidas porque un chino se comió un murciélago o al revés... que eso no se sabe si fue así o no, pero vamos que no se lo cree ni el que asó la manteca. Eso sí, el Covid nos asustó como pocas cosas antes en la vida, hasta tal punto que toda precaución era poca, que las calles y las oficinas quedaron desiertas y los hospitales llenos, y le tuvimos mucho respeto, y miedo, mucho miedo, el mismo respeto y miedo que ya hemos perdido.

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¿Es que el Covid ya no existe? Ni de coña, sigue habiendo miles de casos de Covid. En Málaga y en cualquier otras ciudad andaluza y española, pero ya le hemos perdido el miedo. La condición humana es esa, sin duda alguna; pasamos de un extremo a otro, del blanco al negro sin grises. ¿Saben qué ocurre? Que ya nadie se hace las pruebas, que nadie va al médico para decirle, oiga, es que tengo Covid, y todo el mundo hace la vida normal, con el puñetero bicho o sin él, en un esperpéntico sainete porque no se le puede hacer menos caso hoy a lo que tanto daño nos ha hecho.

El Covid sigue matando a la gente, que nadie lo olvide, aunque lo olvidan. Pero el problema ahora es que si antes había un miedo incluso excesivo, un temor a todo y más, ahora parece que nos da igual. Nadie, bueno para ser exactos, casi nadie se hace las pruebas y todo el mundo dice, tengo un resfriado, o una gripe, o una neumonía... y los niños van al colegio, y los autobuses van llenos de gente sin mascarillas, aunque lleven encima el puñetero bicho. Nos acostumbramos a todo, incluso a convivir con el maldito asesino que vino de China aunque no se sabe bien cómo. Los médicos te previenen, te aconsejan que te vacunes, te dicen que te hagas la prueba, pero aquí somos supermanes, nos creemos invencibles y no nos damos cuenta de que durante meses un puñetero virus invisible no sólo paralizó el mundo, sino que diezmó su población como hacía muchas décadas que no ocurría. Le hemos perdido el miedo al Covid, y a lo mejor lo pagamos cara a un futuro inmediato. Ni nos cuidamos, ni nos vacunamos, ni nos hacemos las pruebas, y si estamos contagiados, lo negamos... ¡y viva la madre que nos parió! El Covid no se ha ido, por mucho que lo queramos.

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