Luis Utrilla Navarro
Presidente provincial Cruz Roja
Domingo, 9 de marzo 2025, 01:00
Son muchas las acepciones del sustantivo salud, la mayoría de ellas de carácter técnico o profesional y que suelen discrepar sobre lo que entendemos por ... salud la mayoría de los ciudadanos de a pie, normalmente asociado a la ausencia o no de algún tipo de enfermedad.
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Una idea de salud que, si bien no es ortodoxa, venimos arrastrando desde hace milenios. Curanderos, chamanes, santeros y un sinfín de ahuyentadores de nuestros males nos han acompañado desde el origen de nuestra especie hasta llegar a los grandes profesionales sanitarios de nuestros días. Una salud basada en la eliminación o minimización de la enfermedad de las personas. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando Rodolf Virchow puso encima de la mesa la evidencia de la transmisión de las enfermedades de los animales a los humanos, que nombró como zoonosis. A finales de aquella centuria fue la enfermera Florence Nightingale la que implementó de forma profesional las prácticas higiénicas en el tratamiento de los enfermos hospitalizados, lo que redujo drásticamente el índice de mortandad entre los pacientes, poniendo ahora el foco en la importancia de las condiciones ambientales en la salud humana. Si bien hace ya más de 2.500 años que el griego Hipócrates abogaba por la importancia de un entorno limpio como fuente de salud, no ha sido hasta la primera década de este siglo XXI cuando hemos admitido la importante interrelación entre todos los seres vivos y la salud de todos ellos.
Más allá del notable incremento de las enfermedades infecciosas emergentes procedentes del ámbito animal, la aparición de nuevos agentes patógenos, el incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles o el incremento de la resistencia a los antimicrobianos, existen no solo razones sanitarias, sino también sociales y económicas, que nos obligan a aunar esfuerzos en el análisis global de la salud.
A pesar del impulso que desde la Organización Mundial de la Salud se da al modelo de Una Sola Salud, única y universal, (One Health), son muchas las políticas locales y los intereses económicos que impiden que su desarrollo sea efectivo, incluso en contra de la fortaleza que nos proporciona nuestro conocimiento científico en la materia. Que la fotosíntesis de las plantas está íntimamente ligada con la respiración de los animales y especialmente con la nuestra, es algo que se estudia en los cursos de primaria. Que los bosques son catalizadores en la formación de nubes y en la producción de lluvia, lo conocemos sobradamente. Aun así, abducidos por un proceso urbanizador irracional, cambiamos paseos y alamedas por vías de alta velocidad, y optamos por centros comerciales en espacios donde un parque se convertiría en el pulmón saludable de un barrio constreñido. Por no decir de las talas de bosques tropicales en aras del aprovechamiento maderero o agroindustrial.
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En igual medida, los intereses comerciales impulsan la construcción de macro granjas de animales de consumo humano, gallinas, cerdos o vacas; o la utilización de los despojos de otros animales en la alimentación de peces y crustáceos. Con un objetivo a corto plazo de incrementar la producción, reducir costes y aumentar los beneficios, a pesar de los notorios y gravísimos casos de zoonosis vividos en las últimas décadas: gripe aviar, porcina, vacas locas, el VIH, el SARS o el COVID. Pero no solo somos mezquinos en el cuidado de nuestro entorno natural, sino que incluso hemos permitido que la codicia forme parte de nuestra gestión sanitaria.
Un ejemplo de esta situación bien puede estar en la conocida prueba del talón que se realiza a todos los recién nacidos para abordar de forma temprana las enfermedades congénitas. En un país como el nuestro, tan solo un par de comunidades autónomas aplican el protocolo completo de detección que la ciencia nos permite, en torno a unas 40 enfermedades, mientras que más de la mitad de las comunidades autónomas solo incorporan la detección de poco menos de una decena de enfermedades. Una incompetencia de gestión que impide el tratamiento temprano en nuestro país de las enfermedades de miles de niños anualmente. En el año 2022 Cruz Roja se sumó al proyecto Una Sola Salud, con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la importante relación entre la salud humana y el hábitat natural.
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Como hemos podido constatar en las últimas décadas el esfuerzo técnico y económico en salud humana, animal o medioambiental por separado son poco eficientes. Es necesario, por lo tanto, buscar el equilibrio de los ecosistemas con capacidad para responder a las perturbaciones naturales o antropogénicas, cuyos desajustes están en el origen indiscriminado de patógenos vegetales y animales.
Es hora de cambiar el rumbo en la perturbación de los hábitats naturales, bosques, ríos o mares, como lo es el de restringir las explotaciones ganaderas masivas que atentan contra la salud y el bienestar animal, y, por lo tanto, al nuestro. Y no tengo la menor duda que este esfuerzo para mejorar la salud del medio ambiente y la salud de los animales domésticos y salvajes, repercutirá indudablemente en la salud de todos los seres humanos, especialmente de los más desfavorecidos.
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