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Era lunes, cuarto día de Festival de Málaga, «y aunque parezca mentira ya llevamos doce», decía con ironía Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia ... de Cine y presentador -histórico ya- de las ruedas de prensa de la sección oficial. Él ha vivido años en que con un par de películas más ya estaba completa la competición del certamen. Pero esta edición, a esas alturas, aún quedaba casi la mitad. Un total de 22 largometrajes han competido en el 28 Festival de Málaga que hoy acaba. Había pases a las 8.30 horas, a las 12.45 horas, a las 16 horas, a las 18 horas... Los del día y los embargados a prensa para el siguiente. Al mismo tiempo, tenían lugar los photocalls, las mesas redondas, las entrevistas individuales, las ruedas de prensa, los encuentros en la Villa del Mar, los cinefórum, las masterclass... Más de medio centenar de citas ha tenido la agenda de cada jornada. ¿Es necesario tanto? Yo creo que no.
En estos nueve días ha habido películas muy buenas a competición, sí, pero también otras muy prescindibles que cuesta entender cómo han llegado hasta aquí. El jurado, que esta mañana da a conocer su fallo, ha tenido por delante una tarea titánica, no solo por la responsabilidad de elegir la mejor, sino sobre todo por la dificultad para recordarlas todas. Las tramas se mezclan, los repartos se confunden y los nombres se olvidan cuando te das un atracón de cine. Y eso ha sido esta vigésimo octava edición, un atracón que todavía tenemos que digerir.
Queremos ser un gran festival de cine, una ambición necesaria y hasta exigible a la dirección de un evento de estas características. Es evidente que el Festival de Málaga todavía no ha tocado techo. Pero la cuestión es si a esa excelencia se llega por el camino de sumar cada año más y más películas. Si todas fueran brillantes, quizás tendría sentido, pero todos sabemos que eso no es así. Podemos mirar hacia arriba. En el Festival de San Sebastián, el hermano mayor de quien nadie cuestiona su prestigio y calidad, compitieron el año pasado por la Concha de Oro 16 largometrajes, seis menos que en Málaga. Y su mercado es mundial, no «en español». Sumando las cintas fuera de concurso, la sección oficial de Donostia tenía 22 títulos. En Málaga han sido 43, y algunos de los que no concursaban tenían protagonistas e historias más potentes que los que aspiraban a la Biznaga de Oro. Con esos números se pierde la exclusividad de lo que significa estar en la parrilla de un certamen y se minimiza el impacto mediático de los estrenos. Aunque sea un cliché, también en el cine menos es más.
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