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El fracaso estrepitoso de la moción de censura de Murcia, que suena a gran plan estratégico más allá de las demandas políticas netamente murcianas, ha traído dimes, diretes y polémicas y ha sido noticia nacional, casi un 'reality show' en directo. Dos mociones en Murcia, ... una a la presidencia de la Comunidad y otra al Ayuntamiento de la capital, más algunas otras en poblaciones importantes de este mismo entorno murciano. Todas ellas con un denominador común, la asociación del PSOE con Ciudadanos para remover gobiernos y mayorías. A ello hay que sumar la decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid de disolver la Asamblea y convocar elecciones, por considerar que la siguiente moción lo sería en Madrid y la presentación de otra moción de este orden al unísono por el PSOE en Castilla y León.
Pueden interpretarse los hechos de mil y una maneras, por supuesto, pero lo que es difícilmente refutable es que hay un hilo conductor. Los responsables del partido naranja -hoy realmente convulsionado y abandonado al menos por 14 importantes cargos públicos de representación- han intentado explicar que la moción de Murcia era sólo una cuestión de Murcia, pero, claro, había moción en la Comunidad y en el Ayuntamiento de la capital y se dice que también en otros importantes municipios. De seis diputados de Cs, uno de ellos, Ana María Martínez Vidal -ex del Partido Popular-, fue la candidata a presidir propuesta en la moción de censura, bien, pues sólo dos diputados naranjas votaron a favor, tres votaron en contra y el restante se abstuvo. La moción no prosperó, a pesar del voto favorable de 17 del PSOE y 2 de Cs, convirtiéndose la iniciativa en un fiasco. Las acusaciones de corrupción expuestas como motivación de la iniciativa no están sustentadas ni en procedimientos judiciales, investigados ni condenados y lo paradójico es que los firmantes de Ciudadanos no abandonaron el gobierno autonómico antes de presentar la moción contra él. Respecto de la bronca acerca del transfuguismo del que se acusa a aquellos que no acataron la disciplina de voto, cabe decir que en el referido pleno -se diga lo que se diga- los seis diputados naranjas seguían perteneciendo a su partido de referencia, pues la expulsión del mismo no puede ser tan celérica como alguno querría, ya que nuestras garantías jurídicas constitucionales impiden las expulsiones sumarísimas unilaterales.
Muchos analistas adjudican todo este batiburrillo a 'producciones Redondo', después de muchas acciones rebuscadas y exitosas, será el primer gran fracaso. Pero queda aún la moción de Castilla y León, de ella Cs afirma taxativamente no saber nada y al menos una diputada de esta formación ha anunciado su pase al Grupo Mixto, sin duda una pista clara del sentido de su voto a favor de la censura.
A veces en política la estrategia, en vez de ser un instrumento para lograr determinados objetivos, se convierte en la protagonista de un hecho, quizá porque los fines son inconfesables, los argumentos son escasos o no están bien presentados ni suficientemente maquillados. Cada cual responde.
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