Hay cosas que parecen, pero no son. En la industria del pelo está cada vez más de moda la micropigmentación, un tatuaje que imita el nacimiento del pelo. A ver, a una calva le añades un tatuaje de puntitos para dar la impresión de que ... el pelo está despuntando (también sirve, con poco pelo, para simular que hay más pelo del que realmente hay, igual que algunos se ponían Kanfort). No sé, en lo que respecta a la calva total, hay hombres que prefieren parecer un inclusero que Yul Brinner. Esto de ponerse puntos es como cuando en 'Radio Days' las mujeres se pintaban una raya por detrás en las piernas para que pareciera que llevaban medias.
En algunos sectores del PSOE menos radical hay malestar por el abuso de la confrontación con el PP. Por poner verde a Feijóo todo el rato, vaya. La idea es desmontar el personaje que Feijóo se ha creado de moderación, dicen. Y no es moderado. Ese núcleo duro añade lo de que es insolvente, cosa de la que García-Page se desvinculó. Hay que ser pagistas antes que sanchistas, sería su grito a la manera del felipista de «Hay que ser socialistas antes que marxistas».
Veremos a ver qué le dice hoy Sánchez en el Senado, pero ni que Feijóo fuera un personaje que hubiera estado escondido debajo de las piedras los últimos años. Como si no se supiera de qué pie cojea, como si no se le hubiera visto gobernar en Galicia.
Aunque son muchos, Pilar Alegría, la ministra de Educación y portavoz del PSOE, está a la cabeza del coro de descalificadores. Con su cara de niña buena es como Rachel McAdams, o sea, Regina George, en la película 'Chicas Malas'. Supongo que Feijóo es Lindsay Lohan. No sé si estamos a punto de descubrir la micropigmentación política del gallego.
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