El verano ha empezado con gran intensidad política, tras las andaluzas, el desgraciado episodio de asalto a la valla de Melilla se saldó -en la zona limítrofe de Marruecos- con una cifra de muertos aún sin concretar. La Gendarmería marroquí -todo indica- reprimió con dureza ... a los asaltantes. En medio de la confusión de las fuentes, también se ha dicho que los heridos no contaron en ningún momento con atención médica. El Presidente Sánchez ha salido de inmediato al rescate de la situación y ha justificado la actuación de las autoridades policiales del país vecino, culpando con rotundidad y en exclusiva a las «mafias traficantes de personas». Aún en el fragor de la discusión y la crítica por estos luctuosos hechos, la Cumbre de la OTAN se celebraba en Madrid a continuación con gran brillo y en medio de una perfecta organización. Los acontecimientos importantes, cuando son tan seguidos, cada uno tapa al anterior y, qué duda cabe, que las malas noticias a las puertas de Melilla bajaron de volumen de forma notable por el hecho referido.

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A pesar de todo ello, con el panel principal de la invasión de Ucrania y el papel beligerante de Rusia, la integración inminente en la organización atlantista de Suecia y Finlandia ha sido noticia también protagonista. El ambiente de la reunión ha sido muy positivo, el escenario de España y en concreto Madrid ha sido extraordinario, hasta espectacular, y las sonrisas en clara señal de cohesión y acuerdo han sido tónica dominante. Aparentemente nada que ver lo ocurrido con los asaltantes subsaharianos a las puertas de Melilla con la Cumbre de la OTAN, pero ha habido un fleco transversal, la defensa militar de Ceuta y Melilla.

Tras el repentino e inexplicado viraje de Sánchez en la cuestión del Sáhara, hubo la clara deducción de que ello traería garantías de respeto por parte de Marruecos a la integridad territorial española en lo tocante a Ceuta y Melilla. También hubo insinuaciones nada concretas por parte de algunos ministros y hasta del Presidente del Gobierno, pero fue un espejismo, nada de ello ha trascendido ni formal ni informalmente. Porque lo cierto es que la cesión de Sánchez ha sido incondicional.

Así que la prensa y alguna que otra filtración, días después, con la OTAN en el Madrid del Prado y el Palacio Real, se habló insistentemente en los mentideros de que se iba a plantear la cuestión de la defensa del cuadrante sur con Ceuta y Melilla como referencia. Tampoco ha sido así, todo queda como estaba. Es decir que, de acuerdo con el artículo 5 del Tratado, «las partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas...» O sea, que tendría que haber un acuerdo político al efecto, pues ambas ciudades españolas están en África.

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La conclusión es que Ceuta y Melilla deben ser defendidas por España, nuestras fuerzas armadas están de sobra preparadas para ello. Lo demás queda para apuntalarlo cuando toque y con otro gobierno.

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