Sr. García .

¿Málaga, nuevo territorio del talento?

Carta del Director ·

La gran apuesta para el futuro debería ser que la provincia atrajese a investigadores de todas las áreas capaces de compartir y generar conocimiento

Manuel Castillo

Málaga

Domingo, 27 de junio 2021, 01:05

En plena era del ruido, cada vez resulta más difícil encontrar personas que, de verdad, tengan cosas interesantes que decir y, además, las transmitan bien. Mucha gente habla sin decir nada o, peor aún, empacha sus discursos de crispación hasta retorcer la realidad para simplificarla ... o espectacularizarla en función de sus intereses. Ese cacareo constante, como el zumbido de una abeja, ha afectado a la recepción de los mensajes: muchos oyen, pero muy pocos escuchan. En este contexto, siempre es un placer charlar con el oncólogo e investigador Emilio Alba, cuyos análisis trascienden su trabajo en la investigación y lucha contra el cáncer. Suele ocurrir con las personas brillantes, capaces de establecer conexiones y relaciones para hallar nuevos caminos que explorar y oportunidades. Es un lujo para Málaga y Andalucía contar con profesionales como el doctor Alba, capaz de tejer una red de pensamiento que inspira y, además, abre nuevos horizontes. Siempre me ha impresionado la relación de los pacientes con sus médicos y, especialmente, ese momento en el que alguien, cercado por el miedo, pone su vida en manos del doctor, el único capaz de darle una esperanza, una salida. O al menos un consuelo.

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Y en una reciente conversación con Emilio Alba le preguntamos por sus retos. Es más, le planteamos un reto: «Si no tuviera limitaciones, ¿qué proyecto le gustaría desarrollar en Málaga?». La respuesta fue sencilla y directa: «Atraer talento». Y propuso que Málaga desarrollara un proyecto para conseguir que investigadores de todo el mundo pudieran venir a la provincia a materializar sus ideas, sus líneas de investigación, su inteligencia y su conocimiento. Alba puso como ejemplo el plan Icrea de Cataluña que lideró el economista Andreu Mas-Colell, catedrático, cofundador de la Pompeu Fabra, profesor de Harvard y de Berkeley. Él apuesta por el talento, la investigación y la universidad y propone un plan con la participación de todas las administraciones públicas para atraer en diez años a siete mil investigadores de todas las áreas. «Y eso puede cambiar un país», dice. Así de rotundo.

Andalucía tiene el plan Emergia para la captación de talento dentro del Sistema Andaluz de Conocimiento, que subvenciona la contratación de cuarenta doctores investigadores al año. Pero lo que Alba plantea es algo mucho más ambicioso y se basa en transformar por completo la forma de entender el progreso y el desarrollo en la provincia de Málaga, poniendo el foco en el talento transversal: en la investigación sanitaria, en la economía, en la tecnología, en la comunicación y en cualquier área de conocimiento. Quizá no sea descabellado que la Málaga de los museos, la Málaga cultural o la Málaga tecnológica que ahora acoge a Google, Vodafone y Telefónica ambicione ser la Málaga del conocimiento y del talento. Si lo dijese cualquiera de nosotros se podría considerar un exceso o una exageración, pero si lo dicen personas como el doctor Alba podemos concluir que es posible y que está al alcance de la mano. Sólo es preciso voluntad colectiva, presupuesto y generosidad. Andalucía ha demostrado a través de los siglos que es un territorio de talento. Debe de ser algo de la cadena genética cultural, de la impronta de las diferentes culturas que durante miles de años han perfilado la forma de ser y de estar de los andaluces. Recuerdo en este sentido un tuit en el que una persona lanzaba a la red la siguiente pregunta: «¿Los andaluces qué más sabéis hacer aparte de bailar, tocar las palmas y dormir?». Y el tuitero Paco González, a quien no tengo el gusto de conocer, le respondió: «Pintar 'Las Meninas'; o el 'Guernica', escribir 'Platero y yo'; o 'Poeta en Nueva York', componer 'Amor Brujo', cantar 'Yo soy aquel', producir jamón de Jabugo, diseñar el sistema antivirus de Google…». Y esto, que pude parecer una anécdota, encierra el secreto de la herramienta más potente que puede tener una sociedad: la autoestima. Porque Málaga y Andalucía tienen talento y capacidad suficiente para transformar no sólo la percepción sino la realidad de una comunidad con prejuicios y lastres estructurales, como el desempleo, adosados como lapas a su historia y a su cultura.

Y lo mejor de la propuesta de Emilio Alba radica precisamente en que sólo hacen falta voluntad, trabajo en equipo y determinación política para cambiar las cosas y abrirse de par en par al conocimiento. Tenemos líderes para ello, para inspirar la estrategia colectiva, como es el caso de Alba y muchos otros que desde sus ocupaciones y tareas han demostrado una extraordinaria capacidad para ver el futuro con otros ojos. Y para ello es importante que los políticos con responsabilidades de Gobierno transformen también la forma de hacer política para facilitar el cambio, para poner el conocimiento y el talento al frente de la verdadera transformación de Málaga y Andalucía, para que las ideas de estas mentes brillantes no queden varadas o aburridas en la maraña institucional, burocrática y pública que asfixia a este país.

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