Sr. García .
Carta del Director

Medel contra todos

El presidente de la Fundación Unicaja se atrinchera en su sillón incapaz de asumir que su tiempo se ha acabado y dispuesto a arrastrar a la entidad y a sus patronos a la peor crisis reputacional y de gobernanza de su historia

Manuel Castillo

Málaga

Sábado, 26 de marzo 2022, 23:43

Siempre con la misma cantinela: «Es que Braulio es mucho Braulio». Así justifican algunos desde hace años la decisión de mirar para otro lado ante la evidente crisis reputacional y de gobernanza de la Fundación Unicaja, la mayor accionista de Unicaja Banco. Pero resulta que ... toda esa leyenda, sustentada en el miedo y en una supuesta extensa red de favores en Andalucía durante más de 30 años, se está desmoronando como un castillo de arena a merced de las olas. Dicen que el poder, o la sensación de tenerlo, ciega. Y eso debe ser lo que le está ocurriendo a Medel, porque de otra forma no se entiende su resistencia a ver lo que está ocurriendo a su alrededor.

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Jamás una persona con un cargo tan relevante en el sector financiero español ha concitado tanto rechazo institucional y público. Basta con recapitular para calibrar el tsunami que Medel tiene ante sí. Le imagino de pie en la orilla pensando que nada podrá con él, porque él, con lo que sabe y con lo que ha hecho, es invencible. Y esa masa de agua que se le aproxima imparable es el Ministerio de Economía, el Protectorado de las Fundaciones Bancarias, el Banco Central Europeo, el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la Junta de Andalucía y su presidente, Juanma Moreno, el Ayuntamiento de Málaga y el propio alcalde, Francisco de la Torre, la plataforma Salvemos Málaga que lidera Pedro Moreno Brenes, los sindicatos, la Fiscalía Anticorrupción, Ciudadanos, PSOE, Vox, Izquierda Unida y Adelante Andalucía, además del Parlamento de Andalucía, que aprobó una moción para la declaración de su falta de idoneidad para ser presidente, y de un extenso grupo de ex directivos de Unicaja, agrupados para denunciar su mala gestión al frente de la entidad.

Y ello, sin contar la querella de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC) ante la Fiscalía contra Medel por presuntos delitos de estafa continuada, apropiación indebida, administración desleal y contra la Hacienda Pública, que ha dado lugar a que la Fiscalía de Málaga haya incoado recientemente diligencias de investigación. O la denuncia de 'Salvemos Unicaja' ante la Fiscalía Anticorrupción por distintas prácticas llevadas a cabo por Medel al que se le acusa de presuntos delitos de apropiación indebida y administración desleal.

Es tan demoledora esta relación que hay que estar muy ciego para ignorarla. Pero lo peor es que Medel puede arrastrar con su empecinamiento a la propia Fundación Unicaja y a los propios patronos de la entidad que aún siguen apoyándole.

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Porque el propio Ministerio de Economía advertía en su carta que el Protectorado se reservaba «facultades para la impugnación de aquellos actos y acuerdos del Patronato, cuando proceda por considerarlos contrarios a la ley o a los estatutos, o, en su caso, para el traslado, mediante resolución motivada, de la documentación oportuna al Ministerio Fiscal o al órgano jurisdiccional competente si se encontraren indicios racionales de ilicitud penal en la actividad de la fundación» y en la que los propios patronos podrían tener responsabilidades.

El hecho de que el Ministerio de Economía diga en un documento oficial que el Protectorado tiene «serias dudas de que concurra actualmente en el presidente de la Fundación la necesaria idoneidad y honorabilidad comercial y profesional, para el desempeño de sus funciones» es una demostración de la profundidad de la crisis generada por Medel.

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De hecho, ya aparecen grietas en su guardia de corps porque empieza a cundir el temor entre los patronos de verse arrastrados no sólo a un desprestigio personal –inevitable ya en algunos casos– sino a posibles responsabilidades legales.

Por todo ello cobra más valor la titánica lucha que vienen manteniendo desde hace muchos meses los patronos Pedro Fernández Céspedes, Patricia Cid y Juan Antonio Fernández para restituir el buen gobierno en la Fundación Unicaja. Y sigue extrañando, por el contrario, el empecinamiento de otros que, sólo por intereses personales o por favores recibidos, son capaces de arrastrar no sólo su buen nombre, sino el de las entidades que representan.

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Esta situación inédita e inaudita en el sector financiero español no puede ocultar el verdadero objetivo de aquellos que lo vienen denunciando: defender el arraigo malagueño y andaluz de Unicaja y los intereses de miles de trabajadores, impositores y clientes que han hecho de esta entidad el quinto banco de España.

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