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ANTONIO SOLER
Domingo, 23 de febrero 2025, 01:00
Salen a escena con abdominales de cartón, parodian al alcalde y en la vecina Cádiz el público silencia con sus abucheos a los negacionistas y ... conspiranóicos. Qué pena que los gaditanos no puedan imponer su sensatez por encima del Atlántico y su voz no acalle los despropósitos de la Casa Blanca como hicieron en el teatro Falla. Porque el carnaval, un carnaval siniestro, parece haberse apoderado del mundo en el último mes. Y amenaza con ir más allá de la Cuaresma, la Pascua y el Tiempo Ordinario para desembocar no se sabe en qué orilla o en la boca de qué pozo.
Un esperpento. Una especie de bufón con pelo de estopa y rostro de color naranja convertido en reyezuelo del mundo. Un valido que alza el brazo con el saludo nazi y maneja la desinformación de medio planeta. Y la corte. Una corte internacional de criminales llamados Putin o Netanyahu, de estafadores de criptomonedas al estilo Milei, neonazis, neofascistas. Y un tal Abascal. El chambelán Musk subió al escenario acompañado de Milei y esgrimió una motosierra como definición programática. Sierra a motor para recortar ayudas sociales, educación y, sobre todo, libertad y democracia. Y a su lado el argentino jaleando la poda humanitaria, este Milei que ya llegó disfrazado al carnaval, haciendo güijas para comunicar con su perro muerto y con el espíritu de Al Capone. Y los nietos de Hitler esperando ver hasta dónde hoy los impulsa la desmemoria y el remozado odio al diferente.
Abascal. Qué disfraz vas a llevar en el esperpento. Ya tienes el águila nacional bordada en el alma y el caballo disecado del Cid Campeador a punto para el galope hacia lo hondo de la caverna patriótica. Sólo te falta la espuma en la boca, el maquillaje naranja y levantar el brazo para detener el taxi de la Historia. Es la hora de decidir. La turba carnavalesca, esa comparsa encabezada por Trump, y con Putin desde el Este, viene contra Europa. Esos son los amigos de Vox y Abascal, el caudillo del pecho hinchado y la cabeza enturbiada.
Volver a los viejos nacionalismos que propiciaron las eternas guerras europeas incluidas la I y II mundiales. Atacar el proyecto político y democrático más ambicioso que han conocido los siglos. La Unión Europea. En cuanto al PP debe confirmar su intención de seguir su estela europeísta, tal como hace el PSOE. Lo que cabría esperar en un momento tan decisivo sería un gesto, alguna palabra de Sánchez y Feijóo no de hermanamiento, pero sí de reconocimiento para dejar claro que ellos y sus partidos -la base social del país y no los antieuropeístas de Vox o Podemos- están en el mismo lado. Después, pueden seguir con la murga de cada día.
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