Carcajada y luto en Sevilla
INTRUSO DEL NORTE ·
El Risitas era puro neorrealismo italiano. Tamizado, quizá, por la picaresca del GuadalquivirSecciones
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INTRUSO DEL NORTE ·
El Risitas era puro neorrealismo italiano. Tamizado, quizá, por la picaresca del GuadalquivirHa muerto Juan Joya 'El Risitas'. Imaginamos que entre el calor de los suyos, como escribió algún Panero. Se ha ido en Sevilla el renovador ... del humor español a su pesar, el hombre que dio noches de gloria a la televisión. El nexo entre Salvago y la calle más golfa de Híspalis. Con su fundido a negro, como recordaba Pelagio, se va una época en la que en el humor -en su caso, la supervivencia y el cheque- todo estaba permitido. Comparen a Iglesias, pobre, con 'El Cuñao' y tendrán las dos Españas, o la evolución pobre de este pobre país de todos los demonios.
El Risitas era pícaro por necesidad, por vocación, y como Faulkner hizo de su aldea, Sevilla, un sitio universal donde pasaba buena gente que le fiaba las cabrillas, las cañas, y madrileños que le aseguraban el jornal cuando empezó eso de los selfies. Él los cobraba, claro, pues eso del famoseo sí fue el don que quiso darle el cielo. Yo le di el pésame a Quintero por sms, pero quizá Jesús esté en otra dimensión metafísica al margen de teléfonos o de compromisos. Yo también conocí a El Risitas por la Puerta de la Carne, y cuando lo imité se quedó como en trance, y salió con que la fotografía iba a costar doble. Porque El Risitas era muy suyo, agarrado y desconfiado, pero con esa sana humanidad del alma de nardo del árabe andaluz que diría el Machado juerguista.
Su 'metachisteología' era la excusa. Los chistes eran la excusa, porque lo que nos interesaba era El Risitas como un personaje del realismo italiano. Desde que salía de su casa hasta que volvía: lo que sentía, lo que pensaba, lo que hacía en definitiva este bético jaranero con las chaquetas dos números más grandes. No sé si en Sevilla le harán un monumento, pero sí hizo más agradable una época reciente -o no tanto- en la que el silencio de uno y la risa del otro conformaron una forma de hacer televisión que ahí queda. Que aprendan Kike Peinado, Broncano y los de La Tuerka.
Quizá la muerte de El Risitas, en plena 3.ª Guerra Mundial, quede como una anécdota. Especialmente ahora que los telediarios hablan de lo mismo como en su día lo hicieron con el 'prusés'. El Risitas era la contra del Juan de Mañara, el reverso de una virgen de Murillo, y sin embargo más sevillano que los calentitos de don Antonio Burgos. Aunque sea tarde, había que hacerle estas prosillas de carcajada y luto a un hombre que se hizo viral por el orbe y llegó a Kansas sin moverse demasiado de la avenida de Kansas City. También fue actor con Torrente, como Tony Leblanc o Paquirrín, que así de variado es el 'star system'.
Su hueco, como el de Chiquito, diferente, no será ya cubierto con nada ni por nadie. D. E. P.
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