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11-N. Caos y lo mismo

Intruso del Norte ·

Falta más de un mes para la Lotería y 10 días para sacar mis memorias. La suerte, caprichosa

Lunes, 11 de noviembre 2019, 01:48

El español está cansado, qué tendrá el español. El español ha visto que la urna, tan necesaria, ha empezado a gastarse de ir el cántaro a la fuente. Ha amanecido, ha salido este periódico y no ha sido el caos que amenazaban los 'hunos' y los otros. Ha salido un día templado para que se ajusten cuentas quienes deban.

Dicen que la campaña ha sido corta, pero, en el mes y pico que ha durado la precampaña, he visto más a Franco que a mi novia. Hasta un editor me dijo el viernes que en mi libro faltaban Sánchez y el 'procés', y yo no lo fumigué con mi mirada porque hay un contrato entre las partes.

Lo cual que ya es día después y, contra lo que se piense, los aprovechateguis no descansan. A España le pasa lo que le pasa a los runners del Paseo Marítimo, que cuando pasan por donde estaba el tranvía -con la lengua fuera- ya todo lo humano les es ajeno. Los marineros que hoy descansan, que antes de ayer reflexionaron, no quieren saber nada de horquillas ni de memes. Sólo piensan en que la otoñada está aquí y que la mar se vuelve más loca.

En esta campaña se nos ha prometido el oro y el moro. Cierta seguridad ante el populismo. Una igualdad feminista voceada por cinco tíos como cinco robles que no tienen callos en el alma ni un pinzamiento en la columna como mi colega Gerardo Ford, maestro mío en los tiempos de la ferralla y el encofrado.

La campaña electoral puede con cualquiera, y unas elecciones es tiempo de Ramadán vegano, como ha hecho aquí este intruso mantenido nueve días a base de agua y zanahoria. Después de andar como raposa por estos mítines de España, por fin es lunes «y sólo pienso en ti», que canta Perales en mis cascos y ahora que veo en 'Insta' que te has casado.

Hay pocos lunes que reluzcan más que un sol, como este 11 de noviembre en el que los cristianos recordamos la festividad de San Juan limosnero. Queda mes y pico para la Lotería de Navidad, que es lo que de verdad importa. También estoy a las vísperas de mis memorias, que se presentan en el hueco que dejaron unos monos y un tigre y que ahora han reconvertido en centro cultural.

A votar, como a escribir, se aprende votando una cosa y la contraria, que ya sabemos que las vocaciones fuertes en eso de las siglas solo traen sectarios y 'aparatichis'. Lo cual que la fiesta de la democracia no puede ser como la declaración de la renta, pero lleva camino.

Ojalá esta columna sirva para desengrasar de tanto lema ñoño que convierte a Lauren Postigo, por contraste, en Don Drapper. Vemos que no ha llegado el Juicio Final, que ha salido el periódico, que se disipa la niebla...

Yo tomaré el sol sin tiempo en el saliente que hay entre Pedregalejo y el mar. Hagan lo mismo que yo y piensen, satisfechos, que existen la Junta Electoral Central, la Princesa de Asturias, el Parque Nacional en la Sierra de las Nieves y las energías renovables. Ea

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