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Sorprende comprobar que los discursos electorales de algunas candidaturas para las próximas elecciones autonómicas vascas no encajan demasiado con lo dicho y hecho por los mismos protagonistas en la política nacional. Ese optimismo irredento de algunos candidatos y/o cargos públicos que consiste en creer ... que tienen presunción de veracidad es casi siempre chocante.
Vean, si no, cómo el PNV se muestra hostil -y mucho- con el pasado, el origen, el mensaje y los representantes de Bildu. En una línea prácticamente calcada de la anterior conduce su discurso Eneko Andueza, el aspirante socialista a lehendakari. «El PSV nunca gobernará con Bildu», dice, olvida Pamplona, que la tiene bien cerca. En fin, hay cinismos indelebles, descreídos, involuntarios, hasta inocentes y realmente imposibles. Nunca se sabe. Pero bueno, lo cierto es que el partido de Sabino Arana suele ganar y es muy probable que vuelva a hacerlo, aunque en esta cita tiene un perseguidor con posibilidades, de un pasado, más que oscuro, negro.
Eso sí, Bildu acude esta vez convenientemente blanqueado por los propios jeltzales y también por Sánchez, en un verdadero alarde de que «ETA no existe», «hombre de paz» e impostada y torticera militancia democrática. Además, la formación abertzale forma parte de esa innumerable minuta de los que sostienen a Sánchez, que por eso los quiere y aprecia. En este panorama, los retos de unos y otros, también de estos socios cordialmente discordantes, son muchos. PNV y PSOE: que no gane Bildu, aunque sea por una mínima distancia, sería un sudoku para Sánchez. El primero espera ganar con Pradales y el segundo no descolgarse demasiado y formar parte del gobierno. Bildu: ganar. PP: crecer hasta pugnar con el PSOE en número de escaños. Podemos y Sumar: no desaparecer... Y Vox: entrar en el Parlamento Vasco. Todos no van a caber, pero la fe en los votos tiene pilas, dura y dura.
Después vienen las elecciones catalanas, que no tienen nada que ver, o quizá haya más parecido del que se pueda pensar y, desde luego, sus efectos tienen la misma vocación. De hecho, durante esta campaña vasco-catalana no se puede votar nada en el Congreso, nada con garantías de éxito para el titular de la Moncloa. De hecho, el Gobierno renunció a presentar los presupuestos por esa causa y la legislatura sigue envuelta en la más absoluta vaciedad. Lo importante no es el programa, que no hay, sino permanecer al mando. Lo que sea por el poder. En cualquier caso, habrá que esperar y las apuestas no son favorables. PNV y PSOE, ¿o no suman? PSOE y ERC, ¿o tampoco suman? Bildu y Junts, ¿cuánto restan? PP, ¿un número de votos relevante? ¿Un pacto PNV-Bildu, o será con el PSOE? ¿Podría darse un 'gobern' de Junts y Esquerra? Y, por último, lo que quiera que sea ¿abundará en que siga Sánchez o lo tumbará definitivamente? Todas las elecciones traen sorpresa, todas y está prohibido llorar.
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