Sobre el papel es la joya de la corona: la principal, por no decir casi la única zona de expansión de Málaga. Los futuros vecinos de la capital estarán empadronados en el distrito 9. Tiene el Parque Tecnológico (me niego a llamarlo de esa forma moderna en inglés que nos quieren meter con calzador) y hay demandas para que llegue el metro. Es lógico porque es el principal yacimiento de suelo libre que queda en el término municipal, y ya sabemos que, con el escenario de presión demográfica y demanda de viviendas, terreno y oro son sinónimos.
Publicidad
La realidad topográfica es un poco diferente. Resulta que los cotizados suelos del distrito son inundables. En más de 25 años de profesión periodística, la mayor parte dedicada al estudio de las infraestructuras y de los fenómenos meteorológicos, habré cubierto al menos una decena de riadas en Campanillas. Si hacemos caso a mi memoria, que a la hora que escribo estas líneas ya viene cargada después de la enésima cobertura de una borrasca de alto impacto este mes, pues salimos a una media de un desastre cada dos años y medio.
Como comprenderán, así no hay quien pueda vivir. Tener una espada de Damocles sobre la cabeza en cada anuncio de aguaceros fuertes es una angustia que los vecinos de Campanillas no deberían soportar tan estoicamente como lo hacen. Para colmo, la presa de Casasola, que se hizo precisamente para laminar las avenidas del río Campanillas, ha demostrado que ayuda pero que tampoco es la panacea. Y además, se estropea, como puede ocurrir con cualquier ingenio humano expuesto a la fuerza de la naturaleza. Y como estaba averiada, ese grifo artificial no se ha podido graduar como estaba previsto y su capacidad reguladora ha quedado en entredicho.
Por tanto, el encauzamiento del río tiene que ser una prioridad para la inversión pública y privada. En juego está no sólo la seguridad de los vecinos actuales, sino también un norme desarrollo urbanístico de viviendas muy necesarias, que no se podrán hacer en tanto que no se elimine el riesgo de inundación.
Un grupo de promotores ha tomado la iniciativa de llevar adelante la revisión de los proyectos, que se quedaron obsoletos, y las obras tendrían un coste de unos 70 millones de euros. Realmente, no es una inversión demasiado elevada, para lo que se consigue a cambio, y más si el coste se reparte entre la Junta, el Ayuntamiento y los privados. Por tanto, esto es sobre todo una cuestión de prioridades políticas. Y ya se sabe que en Málaga las Campanillas son mudas, porque nunca son escuchadas...
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Siete años de un Renzo Piano enredado
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.