Cambio de guardia

Aquí, en el pasaje del Cortijo, en víspera de la mascarilla por decreto de unificación autonómica, se está bien. A pesar de los mosquitos. De cuando en cuando viene un viento que alivia la papa atmosférica entre los jazmines, cerca, muy cerca de donde doña María tenía aquel quiosco que le fiaba los cigarros al Joaquín Sabina de los comienzos.

Digo que se está bien aquí, en el mismo patio abierto desde el que vimos la primera muerte de Sánchez en Ferraz y desde el que ahora, cuando más suave es la noche, escuchamos el 'Cambio de guardia' de Bob Dylan. Hay en la letra cierta poesía, y todo esto de la guardia me lleva a pensar en el mundo pospandémico que vivimos a este lado del paraíso. Aquí, de momento, nadie ha venido a reventar la estatua del Niño de las Moras ni del Niño de La Palma, pero denle tiempo al tiempo.

En estas noche enlagunadas de julio caben lo humano y lo divino. Hemos pasado un larguísimo secuestro y hay que aprovechar este patio como si nos fuera en él la humanidad entera. Parece mentira que haya pasado media guerra mundial por delante de nuestras napias y andemos ahora preocupados por lo que en América piensan sobre héroes y culpas.

La cosa es que de Dylan pasamos a Juan Carlos I, de Juan Carlos otra vez a Dylan, y de Dylan a Chomsky sabiendo que la progresía más loca le ha decretado la muerte civil por intentar poner freno a ese neopuritanismo de los 'wasps' que quieren culparse de todo. En casa es que somos muy de Chomsky en los veranos, y nos preocupa lo que le pase a tan dilecto pensador.

En el fondo, aquí, bajo este Mediterráneo moral que propugna Nachito Raggio, vamos poniendo en sordina todas estas paparruchas por las que se ve que Occidente pierde el oremus. Hoy entra, en buena lógica, la mascarilla a todas horas y hace bien la Junta en recordarnos que la humanidad sigue estando en bragas ante este virus que no nos ha hecho más fuertes, querido Sánchez.

Sigue sonando Dylan en el patio. Pájaros nocturnos sobrevuelan los jazmines. Al fondo hay un rumor como de niños bien vestidos que este año se quedarán sin procesión de la Virgen del Carmen aunque se les compensará, quién sabe, con un helado de pistacho de los que tan bien hace el maestro pistachero.

El patio es un mundo, que no es mío, pero aquí me refugio de tanto malo que fue y que sigue siendo el bicho. Hablo del mundo que hay ahora, en julio del 2020, y que el pasaje del Cortijo resguarda al menos de las peores ventoleras.

El país reclama a Iniesta como algo suyo: quizá ahora empiece la reconstrucción. El cambio de guardia.