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Comienza a justificarse, con hechos concretos, la inquietud frente a los pactos para gobernar algunas comunidades autónomas entre el PP y VOX. El reciente acuerdo ... en Aragón, entre otras medidas preocupantes, como el insolidario «cheque escolar», incluye la derogación de la Ley 14/2018, de Memoria Democrática de Aragón, confirmando la inquina de la extrema derecha por la dignificación de las víctimas del franquismo. Pero conviene precisar que el único efecto práctico es que Aragón no contará con normativa propia en esta materia, pero en modo alguno puede impedir el cumplimiento de las obligaciones y el ejercicio de los derechos recogidos en la vigente Ley 20/2022, de Memoria Democrática, norma estatal de obligado cumplimiento y a la que está sometida, como no puede ser de otra manera, la administración de la Comunidad Autónoma de Aragón.
Creo que a la inmensa mayoría nos une la devoción por la democracia, y compartimos una noble convicción: rendir homenaje a quienes murieron defendiendo la libertad no puede ofender a nadie, salvo a los asesinos y a sus herederos ideológicos. Y tampoco confundimos a los que defendían la legalidad constitucional con los facciosos que se sublevaron en armas contra la misma. El franquismo estigmatizó a sus víctimas, imponiendo el escarnio a su memoria o el olvido más cruel, mientras que impulsó importantes medidas de reconocimiento y reparación moral y económica a las víctimas que habían combatido o se habían posicionado a favor del golpe de Estado. Por tanto, defender la memoria democrática, no implica olvidar a los compatriotas que sufren por sus familiares asesinados por elementos identificados con el bando republicano, ya que da igual si el verdugo vestía una camisa de miliciano o una de falangista, el asesinato jamás está justificado.
Las heridas solo se cierran con la verdad, y ocultarla es el peor remedio para la vida en común de los españoles. Por eso hay que reaccionar frente a la «desmemoria» a la que nos quieren someter algunos mediante el desprecio burdo de los hechos históricos plenamente constatados. El Centro de Estudios Andaluces, en un tuit, no tiene otra ocurrencia que afirmar literalmente que «Blas Infante fue uno de los tantísimos españoles que tuvo la desgracia de sufrir las consecuencias de la quiebra de la convivencia y la democracia liberal». Vamos, que lo del golpe de Estado faccioso y los sublevados que lo fusilaron son datos menores. Si esta fuera la afirmación en un examen de un escolar mal informado, sería preocupante, pero si la hace una Fundación pública de la Junta de Andalucía, es indignante. Hay que reconocer que se ha rectificado y pedido disculpas, pero sin olvidar que se ha hecho tras una ola de protestas, y que una entidad que tiene por objeto fomentar e impulsar la investigación y el conocimiento sobre Andalucía, y que gestiona la Casa de Blas Infante, no puede difundir un disparate de este tipo, exento de rigor histórico. Confío en que dentro de unos días no se les ocurra decir que García Lorca tuvo la desgracia de pasar por medio de una salva de disparos en honor a Queipo de Llano.
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