Aquel año sin biznagas
INTRUSO DEL NORTE ·
La playa está más humana y yo sé que ha trascendido el temor de volver a marzoSecciones
Servicios
Destacamos
INTRUSO DEL NORTE ·
La playa está más humana y yo sé que ha trascendido el temor de volver a marzoLa luz del 'Macondo' sigue encendida para dar como una luz de cuadro de Hopper al cartel de 'Se traspasa'. Por la carreterilla chica, la que desdobla la larga carretera a Barcelona, la nueva normalidad está más vacía y la chavalería más gamberra ha convertido el amor de verano, la testosterona del estío, en carrera en cuanto empieza a anochecer.
Ya no hay roneo que valga, el romance de agosto viene siendo un carnet de desinfección, una cita por WhatsApp, miedo al abrazo y todo un invierno de agosto en los parques recónditos que hay en cada desvío entre la autovía y el mar.
Por los pechos empinados del Cerrado del Calderón huele a barbacoa, a barbacoas mínimas y civilizadas, nada de 'raves' con escupitajos de ron miel. Con tiento, con pedagogía, la ciudad va asumiendo el tiempo que nos ha tocado vivir mientras la televisión va dándonos una catástrofe mundial que, por salud mental, convertimos en meme.
Se lleva la mascarilla sobre la guayabera en este año sin Feria que tanto hiere, en un año en que un virus y un secuestro civil han venido a despersonalizarnos. La playa, incluso a las horas de más apretura, está más humana, y yo sé que ha trascendido el temor de volver a marzo como el miedo al Tío del Saco o la Santa Compaña. Acaso porque volver a ese tiempo sería ya el suicidio masivo, el fin de la especie, el maremoto que nos aguarda y por ahí seguido.
Sin embargo, está en nosotros asumir este tiempo nuevo. Confiar en la industria farmacéutica como lo hacemos en los puentes sobre los ríos y en los horarios de los AVES. No se puede pedir más heroísmo a una sociedad cansada, pero sí responsabilidad, y eso se está viendo. Y frente a esto, la sociología barata del cuñadismo: mueren los ancianos por ley de vida y la culpa es de los jóvenes porque su vida es la ley; sin términos medios, sin estudios superiores, y con el puro a medio fumar... viviendo de oídas y de espaldas.
En este año sin Feria quizá encontremos otros encantos. Hay exilios melancólicos a Tarifa o a Almería, allí mis novias imaginarias van a ver a qué huele el viento, a sentirlo sobre la piel porque el trimestre de encierro ya nos está pasando una factura aún peor que la económica.
La resistencia a un año huérfano de Feria será esto: un espeto servido con mascarilla y la ciudad vacía que le enseñaré a mi hermano Marcos cuando venga a ver qué puede darle el Sur en esta enésima crisis de Occidente.
Ahora que las biznagas son fantasmas y nos han/hemos secuestrado la Feria, no entendemos que Sánchez se coja unas vacaciones que todos tendríamos que tener por decreto. Y es que eso ya no se aguanta.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.