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El año horrible se va acercando a su fin. Sólo queda Navidad como reto de cercanía a la normalidad y, ni en el mejor escenario, se atisba que pueda desenvolverse por entero como en años anteriores.
Derrotado Trump, el mundo comienza a cerrar uno de ... sus grandes interrogantes para centrarse de nuevo en la pandemia y encontrar la salida tentados los líderes por crear estructuras sociales permanentes derivadas de algunas de las medidas tomadas por la causa sanitaria. De otro lado, la rabiosa tendencia de estos tiempos por poner etiquetas descalificadoras a aquellos que no se suman a las olas sociales dominantes de postura y pensamiento resumen muy negativamente los efectos de las redes. La política, los intereses de cualquier orden, las empresas y el costeado empuje de determinados líderes económicos, intentan crear un catálogo de verdades que repudian a quienes no se aprestan a seguirlas ciegamente.
La actualidad política española está protagonizada por un gobierno sin mayoría que basa su fortaleza en el respaldo sistemático de las paradójicas minorías que en su día firmaron y votaron la moción de censura a Rajoy. El PdeCat, ERC, Bildu, Compromís y BNGa, básicamente, son partidos que tienen por objetivo tumbar la España constitucional e independizarse de ella. Aparte, aunque integrado en el bloque de voto, el PNV, colabora negociando ventajas puntuales y constantes para sus fines nacionalistas dudosos y a considerar. En la oposición los intentos de Cs de colaborar con el Gobierno «para ser útiles a España» son una aventura que hace aguas ante el empuje de los que rechazan airadamente su modelo, especialmente Unidas Podemos y Esquerra Republicana. En el voto en contra, PP, Vox, Foro de Asturias, Unión del Pueblo Navarro y Coalición Canaria, no forman un bloque, pero con frecuencia son el grueso de resistencia ante las medidas claramente inspiradas por los partidos que buscan hacer saltar por los aires todas las costuras constitucionales. Sin embargo y ante todo ello, el presidente Sánchez y este nuevo e inédito PSOE insisten en negar la deriva destructiva general intentando normalizar el concurso de sus socios. La expresa bienvenida de Pablo Iglesias a Bildu en el apoyo presupuestario, indicando que recibía a esta formación como nuevo integrante de la «dirección del estado», habla por sí misma. No se puede construir nada con los herederos de los terroristas asesinos, ni tampoco con los que anuncian su propósito de destruir el sistema, por eso el proyecto presupuestario es tan rechazable como la desaparición del español como lengua vehicular, la comisión de la verdad, la subida del diésel y de los impuestos, etc. No hay una promesa electoral que Sánchez no se haya saltado ya, es un auténtico apóstata de sí mismo: «No gobernaré con Podemos, no podría dormir por las noches...». O «se lo digo cinco, diez o veinte veces, con Bildu no vamos a pactar».
La retahíla de avisos de la Unión Europea y otros organismos internacionales al Gobierno de España se completa con el correspondiente del Fondo Monetario Internacional, que le ha indicado expresamente que no es momento de subir ni IRPF ni el IVA, ni tampoco el diésel. Añadiendo su escepticismo en la supuesta subida de recaudación, el crecimiento económico previsto y el infundado optimismo de las cuentas de la ministra Montero. La demoledora pandemia y sus efectos no son hoy la única preocupación que nos embarga, desgraciadamente hay mucho más que ya revuelve las tripas de propios y extraños.
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