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Italia, finales de la segunda guerra mundial, Mussolini con sus fascistas y a las órdenes de Hitler arrasaba a sangre y fuego cualquier oposición. Eran frecuentes las masacres contra la población civil durante los '600 Días de Saló', periodo de gobierno fascista de la llamada República Social Italiana, tras el armisticio de Cassibile en septiembre de 1943 y la invasión de Italia por la Alemania nazi. Ante tantas tropelías, unas personas valientes y dignas plantaron cara a esas bestias; eran los partisanos, patriotas que arriesgaron su vida y en muchos casos la perdieron para que sus hijos no vivieran bajo el terror de los sanguinarios. Nuestras democracias en Europa, con sus luces y sombras, no serían posible si esa generación de jóvenes no se hubiera sacrificado. Podemos hablar, asociarnos, manifestarnos, y elegir a nuestros representantes porque la resistencia ayudó a que los aliados y la URSS acabaran con el terror nazi-fascista. En nuestro país otros defensores de la libertad, los maquis también intentaron, sin conseguirlo, librarnos de la pesadilla del franquismo, pero a pesar de la valentía de muchos demócratas, el último fascista de aquella generación de asesinos aguantó en el poder hasta que murió en la cama. Como profesor de Derecho, me resulta emotivo recordar las siguientes palabras de uno de los grandes juristas del siglo XX, el procesalista italiano Piero Calamandrei, en su 'Discurso a los jóvenes sobre la Constitución nacida de la Resistencia' (Milán, 26 de enero de 1955): «Si queréis ir en peregrinación al lugar donde nació vuestra Constitución, id a las montañas donde cayeron los partisanos, a las cárceles donde fueron presos, a los campos donde les ahorcaron. Allá donde ha muerto un italiano para recuperar la libertad y la dignidad, id, oh jóvenes, con el pensamiento, porque allí nació nuestra Constitución». 'Bella ciao' ('Adiós, bella') es una canción popular cantada por los partisanos italianos cuando luchaban contra los fascistas y nazis, y cuenta cómo un guerrillero quiere ser enterrado a la sombra de una flor si cae defendiendo la libertad. Eran comunistas, católicos, socialistas o liberales, a todos los unía su devoción a la libertad. Estas lecciones de la historia nos deben ayudar a salir de este ambiente político nefasto que se respira en España, donde el discurso político apela más a las tripas que a la razón. Cada cual que defienda sus ideas, de derechas, de izquierdas, de centro, pero sin dar pábulo a los que no creen en el Estado de Derecho ni en la democracia.

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diariosur 'Bella ciao'