La UE avisa a Sánchez

Cuando María Dolores Delgado -ex Diputada socialista y ex Ministra de Justicia- fue nombrada fiscal general del Estado, fue una de esas ocasiones en las que se cumplen las premoniciones o avisos de los observadores peor pensados. Muchas veces el exceso declamatorio del partidismo nos lleva al cuento del lobo y es que en ocasiones la gesticulación excesiva por decisiones opinables nos lleva a no reconocer las situaciones de verdadera alarma, cuando éstas llegan. Esta vez sí, desgraciadamente ya ha llegado el lobo. Con Pedro Sánchez, el sostenido incumplimiento de la palabra dada, el propósito anunciado de legislar infringiendo con claridad y descaro el mandato constitucional o aprovechar el estado de alarma para colar normas y disposiciones sin debate social y sin relación alguna con la pandemia... Todo ello nos lleva a arrastrar a España al descrédito y al punto de mira de la UE por conductas institucionales ademocráticas y promulgación de normas incompatibles con el derecho europeo, tal y como ya se ha deslizado en determinadas resoluciones de aviso de la propia Unión. Es realmente negro el color del presente, pues la mala gestión de la pandemia nos hace mucha mella, pero aún es más oscuro el futuro inmediato si no se pone cerco a las políticas desbocadas de un Gobierno cuya capacidad para mentir y manipular es realmente inconmensurable. Pero, sobre todo y lo peor, es que este Gobierno Social-Comunista no se recata en mostrar su hostilidad contra el proceso de la Transición y su más genuino producto, la Constitución de 1978, a la que no tiene inconveniente en intentar burlar. Unos pocos no pueden sustituir el consenso institucional ciudadano y político más importante de todos los tiempos, que consagró nuestra democracia, porque así lo desee o le convenga. El estado de derecho, la unidad de España, la separación de poderes, la libertad de prensa o la reconciliación de los españoles, son mandatos irrenunciables que han actuado como el auténtico escudo de salvaguarda de nuestra libertad durante el período institucional de estabilidad nacional más largo de la historia. Nadie, más que la voluntad unánime o más cualificada mayoría de los españoles, tiene autoridad para remover los cimientos de nuestra convivencia que tanta prosperidad moral y material nos ha traído. España, señor Sánchez, no va a tolerar que su modelo improvisado, utilitarista, peregrino y basado en ejemplos nacionales fracasados, invada nuestra vida y nuestras instituciones. La contestación va en aumento dentro y fuera de nuestro país, todos hemos cometido errores, pero llevarnos al abismo económico, social, jurídico y político, de los regímenes bolivarianos, es incalificable e insostenible.

La mentira sistémica instalada en Moncloa, la ausencia de expertos en todas las tomas de decisión, su anunciada e inconstitucional reforma legal de las mayorías para elegir los miembros del Consejo General del Poder Judicial, las maniobras para exculpar al Vicepresidente Iglesias de sus posibles responsabilidades penales, el seguidismo a sus socios de UP -con apenas 35 escaños-, su arbitrariedad a la hora de gobernar o su nula fiabilidad, nos están situando al borde del hartazgo. Usted, señor Sánchez, está sostenido por aquellas opciones políticas que echan pestes de España y cuya continuidad rechazan expresamente. Ello, puramente objetivo, rechina en los oídos hasta de los más crédulos, porque nada puede construirse con los que quieren demoler, es imposible. Usted nos ha fallado estrepitosamente, tanto como nadie pudo pensar, su deriva es irreconocible y menospreciar tanto a los españoles no es ni buena idea ni sale gratis.